Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

viernes, 31 de diciembre de 2010

Seguiremos siendo los mismos aunque cambiemos de año.

Como todo treinta y uno de diciembre más de la mitad de la población con algo de tiempo libre decide echar una mirada atrás y recordar todas y cada una de las experiencias del año que está a punto de acabar. Durante un día, en menos de veinticuatro horas se pretende revivir sentimientos, sensaciones y como no, recuerdos. Lo mejor, es que no tiene ningún fin, a pesar de eso, yo busco y rebusco cuatro palabras que definan el año, a grandes rasgos, por supuesto. Y de momento no he dado con la solución.

A fin de cuentas, el tiempo, los trescientos sesenta y cinco días, con sus respectivas veinticuatro horas y sus no sé cuantos minutos me sirven para darme cuenta que las personas indispensables por mucho que pasen los años, las décadas no se irán. Que si, que tienes enfados, discutes, te hace compañia la soledad, aparecen las ganas de huir de todo, derramas miles de lágrimas, sientes no tener un hueco en este mundo. Pero, ¿de verdad todo eso es importante? Con el paso de los años puedes asegurar que carecen de importancia, son momentos duros, no lo dudo, como muchos otros. Pero se tiene que seguir, levantandote una vez tras otra, buscando los momentos de éxtasis de felicidad, y quedarte con la parte buena. Lo peor por mucho que quieras es difícil que no se quede.

Y poco a poco, un año se acaba, y el siguiente empieza. Contador a cero. Nuevas espectativas y nuevos propósitos. Eso si, los años pasan pero hay cosas que son imposibles que cambien.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Hoy el cielo es de otro color.

Nuevas aspiraciones, dejar atrás aquellas cosas que tanto te gustaban por otras nuevas, volver a empezar, tal vez poner el contador a cero.
Puede que hoy el mundo va de forma diferente, que te toca aceptar ese ritmo, poner esa sonrisa en tu cara, esa risa que todos estan esperando a que salga y salir, intentarte comer el mundo, es la mejor opción. Si, estoy segura, cualquier cambio cuesta pero hay veces que por mucho que cueste lo necesitas o simplemente es ley de vida.Creo que es algo sencillo, sonreir y evitar añorar otros tiempos.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Algo diferente llamó a la puerta.

Estaba de pie, delante de un montón de gente. No tenía ni miedo ni vergüenza. Durante unos instantes fui incapaz de sentir nada, en mi cabeza existía un pequeño duelo. Parecía una situación en la que te encuentras subida a un estrado, donde nadie te rodea, aunque a la vez, en frente tuya se encuentra una cantidad de personas que están completamente pendientes de ti, esperando a que salgan unas palabras detrás de otras, con algún sentido, con un pequeño fin de transmitir una idea. Y tú mientras pensando si debes decir las cosas tal y como son o ocultarlo bajo ese tupido velo donde llevan ya una larga temporada. Poco a poco las miradas se hacen más expectantes, esperaban respuesta sí o sí.
Y la mediadora también. Yo, cada vez me sentía más sola. Era imposible no tener en cuenta que más de la mitad de los pares de ojos que me observaban no eran conocidos. Puros compañeros de clase, que si, les veo diariamente pero no compartimos más que temas de trabajo. Pero aún así en esos momentos sabía que lo que mejor me vendría sería dejar de ocultar las cosas, quitarme por una hora esa fachada que tanto me gusta llevar. Dejar ver a otro tipo de persona.
A esa chica mucho más débil, a la vez más sincera, sensible. Sé que mis palabras conmovieron a más de uno, la verdad es que a mí con solo pensarlo me aparecen las lágrimas. Y después de ser capaz de contarlo todo, sin escrúpulos, mostrando tanto errores como aciertos, la campana sonó y yo volví a ponerme mi disfraz. En realidad puedo llamarlo armadura, pero sigue siendo lo mismo.

lunes, 20 de diciembre de 2010

The show must go on.

Era de espaldas estrechas. Su forma de andar era un tanto peculiar. Ojos azules y cabello oscuro. En tiempos como los de ahora solía llevar su clásico abrigo de esquiar de un tono azul saltón y alguno de sus gorros. Cómo olvidar sus gorros, llamativos tanto por el color que como por la bola de lana que llevaban todos. Solía vestir de vaqueros y deportivas.
Me encontraba con él alrededor de las ocho y media de la mañana. Siempre estaba sentado en un sitio cercano al radiador de clase, con la música a todo volumen con la intención de despertarse aunque su cara decia todo lo contrario. Recuerdo que tenía insomnio, claro, de ahí las caras mañaneras de sueño.
A pesar de eso, todos y cada uno de los días te dedicaba una sonrisa, más grande o más pequeña. El tamaño era inversamente proporcional a las horas que hubiera dormido. Pero no importaba, el caso era la existencia de esa sonrisa.
La verdad es que recuerdo muchos detalles sobre él. Era activo, demasiado. Tenía sus momentos de absoluta tranquilidad, como todo el mundo. Positivo y vitalista, con un "ser feliz" como modo de vida. Competitivo, risueño, gracioso, y como no, un tanto vacilón. Si, era el típico chico que se pasaria veinticuatro horas riéndose, de la primera tontería que se le pasara por la cabeza hasta de sí mismo. Recuerdo que algún complejo tenia, la dichosa altura. Para sernos sinceros, muy alto no era pero él se empeñaba en llegar a ser tan alto como para tocar el cielo, exagerando.
El resto le daba igual, era un alma libre siempre luchando contra cualquier cosa establecida. No era capaz de acatar normas ni obecer. Lo que más me gustaba era su capacidad de llegar, ponerse delante tuya y decir tanto lo que le gustaba como aquello que odiaba.

Y así era él, a grandes rasgos. Ahora, no sé donde está. Sé que cerca, pero espero que vuelva pronto. Echo de menos los relatos de sus hazañas.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Desmotivación sin sentido.

Aunque no lo creas, te entiendo mejor de lo piensas. El hecho de llevar meses igual, recordando en el momento en el que dijiste "adiós motivación" es realmente frustante.
Nada te llena, no llegas a ningún punto pero ya ni siquiera lo buscas, no mueves ni un pequeño dedo para cambiar las cosas, mejorar. No. No te apetece las cosas que antes adorabas hacer. Todo es diferente y a la vez monótono. Monotonía constante, aunque sin ritmo, sin paradas ni pausas. Ni guión ni destino.
Nada. Nada de nada. Te encuentras perdida en la más absoluta y fría oscuridad, en medio de una profunda sensación de vacío. Externo e interno. Y te replanteas cambiar cierta situación que tanto detestas, pero no sabes por donde empezar, si tirarlo todo a la basura o reconstruir dejando alguna que otra base. El negativismo te llena de tal manera que no ves nada con un poco de claridad. Bueno algo si, tienes un punto de apoyo.
Lo único fuera de tanta frustación y desesperación. Eso si, no te permitas perderlo porque yo aún sigo buscándolo.

martes, 14 de diciembre de 2010

Ingenuidad, la justa.

¿Te crees que me creo todo lo que me dices? ¿Todas y cada una de las palabras que han salido de tu boca?

Sé hasta que punto es sinceridad, y donde empiezan las frases para quedar bien, para conquistar, para sacar esa parte de ti odiada por tantos. Si, es tu manera de seducción, de jugueteo, de sacar sonrisas. Pero, ¿qué tipo de sonrisas? ¿Falsas, de mentira? ¿Sonrisas engañadas? Si, lo último es lo más adecuado.
Siento decirte que no todo se basa en quedar bien, no puedes pretender gustarle a todo el mundo, que no se oiga otra cosa que maravillas sobre ti. Es imposible. Para ti y para otro cualquiera. Al final solo creas una sensación de desconfianza, de que tus palabras no terminan de cuajar. Puede que sea por tus actos, que no reflejan lo mismo.

Así, empiezan las habladurías. Personalmente, tienen poco interés, hay cosas más importantes. Pero a lo tonto, todo aquello que llega a los oidos del resto, día tras día, acaba dejando huella. Pequeña o grande, acertada o equivocada. Es ahí donde debes hacer incapié.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Ni principio ni fin.

Te planteas seguir o no seguir. Estás en un camino lleno de matorrales, a lo lejos parece un jardín, de esos tristes de invierno, donde preciosas flores dormitan o más bien se esconden. Claro, se esconden de algo, están inmersas entre una multitud de hierbajos, hierbas de las que deberían arrancarse y no permitir ni un más mínimo crecimiento. Son absoluta y completa contaminación. Lo peor, es que hay más de una. Parece que se multiplican. Asqueroso.

Y así, un jardín se ha convertido en un puro reflejo de mis pensamientos. No busco nada, prefiero no pensar, ni actuar ni siquiera intentar buscar alguna que otra explicación. Es mucho más complicado de lo que pensaba. Momentos anteriores de claridad, completa, me atrevería a decir, se vuelven en mares de dudas. Y como no, mi querida compañera descofianza vuelve a estar a mi lado. No me extraña, las mentiras no dejan de perseguirme.

A pesar de todo, hoy me he cargado de positivismo.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Te quiero.

Los días pasaban, cada vez estaba invertida más en una absoluta tristeza. Llegó un momento que parecía un agujero, de esos que no se ve la luz arriba. Ni siquiera los días que me levantaba con ganas de escalar, de salir de tanta acumulación de soledad, y justo cuando me decidía a mirar al exterior, si, en ese momento, todo lo de fuera era aún peor que ese frío y oscuro agujero. Y así, todo continuaba, hora trás hora, día tras día, semana tras semana.



Y de repente apareciste tú. No sé de donde, ni cómo, ni siquiera por qué. Apareciste con una manta para abrigarme del frío, me hiciste ver que a pesar de lo que pasara estarías dispuesta a estar al 100% conmigo, que todo tenía recompensa tarde o temprano. Y que mis impresiones del mundo no eran tan equivocadas.

Contigo, si. Al lado de alguien completamente diferente a mí encontré respaldo en ese momento. También risas, miradas de complicidad, sueños, cansancio y más risas. Y todo gracias a ti.

Everything is gonna be right

martes, 7 de diciembre de 2010

Impresiones.

No me molesta. Aunque si esto se lo comentara a cualquiera me diría justo lo contrario. Pero no es así, simplemente me parece raro que todo esto acabe de esta manera. De una manera tan predecible y a la vez tan hipócrita. No te juzgo. Ni a él ni a ella. Nada más que no deja de resultarme raro, suena y seguirá sonando extraño.
Y si, el hasta luego de los sentimientos fue hace mucho, demasiado diría yo. Lo raro es que sigue existiendo algo, esa cosa que impide una amistad, esa cosa que provoca enfados, la cosa que hace que exista el rencor. El motivo aparentemente no se percibe, es algo completamente abstracto, más bien, ocultado por alguien o alguienes incluso.

Pero no pretendo preocuparte, ni llamar tu atención. De hecho, no pretendo nada. Expresar esto no me llevará a ninguna parte, tampoco quiero que lo haga. Es una sencilla percepción propia.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Hablamos de sentimientos.

¿Alguna vez has estado enamorado? ¿Has sido capaz de sentir esa “chispa” de la que hablan todos?
Personalmente, desconozco un proceso directo al enamoramiento, conocido como flechazo; supongo que es cuestión de ir avanzando, poco a poco y paso a paso como en todo. Dudo que sean del tipo de experiencias que se repiten cada cierto tiempo en la vida, es más son del reducido grupo a las que la frase ‘Este tren no pasa dos veces’ le va como anillo al dedo.
Si te preguntas por las causas de este proceso, no te preocupes, puedes responder un simple “porque sí”. En estas condiciones, estaría aceptado.
Y la historia empieza así, conoces a alguien, un sencillo encuentro, una primera toma de contacto. Con el tiempo a tu favor, comienzas a averiguar gustos, aficiones, y en circunstancias con una mediana casualidad, tu cuerpo empieza a liberar una serie de impulsos eléctricos que lo primero que producen es que en tu rostro se esboce una atrevida sonrisa. Por lo que, de manera completamente incontrolada eliges a una persona, donde ciertos aspectos que antes podrías considerar importantes, dejan de serlo. Y a lo tonto, mal hablando, entre millones y millones de personas solo una en un momento determinado es la única capaz de provocar un sentimiento inconfundible, amor. Después de esto, estarán los besos, expresiones de amor y como no, una cantidad de hormonas estarán liberadas por todo tu cuerpo, las suficientes como para provocar un conjunto de sensaciones agradables y deseadas por más de uno. El sentimiento que tiempo atrás había nacido aflora otros unidos a él, la ternura, el cariño, la pasión, la excitación… A partir de este punto, llegan los momentos de disfrute mutuo, y la imaginación es la que continuaría hablando.
Y de algo estoy segura, después de esta resumida descripción del enamoramiento de una manera un tanto familiar, puedes llegar a pensar que esto es algo mecánico, con lo que estarías equivocado o equivocada. No he hecho más que ponerte un pequeño ejemplo, porque en estos momentos mi posición es de mera espectadora.

martes, 30 de noviembre de 2010

Efecto batidora.

Del mismo silencio sacamos la misma conclusión. La perfección es completamente subjetiva. De ahí, el pequeño motivo de no buscarla. Ni perseguirla, ni encontrarla, ni saborearla.
En cambio, llegas tú. El grado de diferencia y similitud están en un equilibrio prácticamente constante. Apareces, desapareces y vuelves a aparecer, como no, dando señales de humo. Y para qué pequeñas o disimuladas. No, tú decides casi provocar incendios con tal de llamar la atención. Tomas decisiones que luego deshaces, de tal manera que parece que todo se desvanece en milésimas de segundo, al igual, que vuelven a fabricarse del mismo modo.
Rareza. Justo esa palabra te definiría a la perfección. Pero como la perfección no existe, me doy cuenta de que no te conozco. No te conozco por lo que no te juzgo. Aunque de manera posiblemente inevitable me provocas un conjunto de reacciones en forma atracción-repulsión. Y no hay un lado de la cuerda que tire más que el otro, por lo que volvemos a hablar de un equilibrio prácticamente constante.

Y si, como verás esto es un ciclo que lo único que consigue es un efecto batidora. Todo junto. Nada claro.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Lo dejaste claro. Yo también.

No te equivoques. Tiempo atrás has dejado de conocerme. Y ahora, ¿qué sabes? Acéptalo nada. Nada de nada. Y pretendes intentar algo que no te sale, necesitas como mínimo una gota de madurez, o tal vez una buena caída de esas que duelen y que dejan una cicatriz que, con el paso del tiempo puedas mirartela y decir "Joder, ya sé en qué no me tengo que convertir de nuevo". Así es. No hay más. Esta caída no ha llegado, o ha sido tan leve que no has podido percibir las consecuencias. Lamentablemente la estupidez se ha vuelto a apoderar de ti. Sí, increible pero cierto. Y no, ahora no juegues con la palabra amistad, ni con amigos, ni siquiera con la típica frase de "quiero saber de ti". No, no y no. Haz las cosas bien, gánate las cosas a pulso, y así podré sentirme orgullosa de lo que pensaba que eras, encontraré alguna semejanza que me provoque una sensación agradable porque de momento lo que provocas se quedan a bastante distancia de algo bueno.

Dímelo de verdad, ten en cuenta que todo ha cambiado y sé capaz de decirme que, a pesar de cualquier cosa, recuerdas lo que era, puedes hacer un incapié en mis cambios, tantos los buenos como los malos. Me gustaría saber tu opinión. Bueno, si pudieras tener alguna medianamente coherente. Hay algo que debes saber, ninguno somos quien eramos, el tiempo ha pasado por nosotros y los cambios, en ciertos aspectos, son evidentes. Otros se notan menos, aunque tienen la misma importancia. Ahora si, intenta que el tiempo no te estropee más de lo que lo hace diariamente, de esta manera, llegarás a conocerme. Vamos, si quieres.


Pero por el momento, te toca aceptar toda la mierda que llevas encima.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Sólo me hace falta un sí.

No hemos llegado a un tope. Pero ya nada puede ir a peor. No sé qué es lo que hay, qué es lo que ha quedado, ni siquiera sé hasta que punto se ha desvanecido todo esto. No hemos marcado un tope, un pequeño límite que nos avisara que nos estamos equivocando, que llevamos ya un par de semanas equivocadas. Y yo, al menos me he cansado, no busco culpables, me da igual, de momento son otras cosas las que me provocan más dolor, más lágrimas y más ganas de huir. Y no puedo seguir haciendo de tripas corazón, ni seguir con la estúpida idea de que no queda nada. Porque no tengo la certeza, porque es imposible que después de tal cantidad de amistad, ahora no quede ni un mísero granito, porque yo no me lo creo.
Pero yo no he quitado la palabra a nadie, yo desconozco motivos, desconozco razones y desconozco realidades.

Porque en el dia de hoy, me he dado cuenta que no sé ni la mitad. Necesito que me informes, ¿lo harás?

lunes, 22 de noviembre de 2010

Fortaleza evaporada.

Ya de noche. Tengo la carne de gallina. Se nota que el invierno hace ya días que nos dió la bienvenida. Sin embargo, continúo caminando. De momento, no me he puesto ningún límite, tampoco una meta. Pensándolo mejor, hay un lugar que me gustaría visitar. Si, no está muy lejos de donde me encuentro ahora mismo. Solo hay que seguir recto toda esta calle, y cuando vea una edificio un tanto llamativo, girar a la izquierda.
Aquí estoy, me siento, este lugar es un sitio perfecto para hablar. De hecho, la mayoría de nuestras charlas han transcurrido aquí. Ambas sentadas, relajadas con la oscuridad de la noche. Para cualquier otra persona no dejaría de ser una parada de autobús, puede que remarcándolo más, la parada del autobús 106.
Esta vez no había nadie. A lo largo de toda la acera seguía sin haber nadie. Incluso en ninguna de las aceras había alguien. En cambio, ahí me encontraba yo, sin ganas de nada-incluyendo charlas-, ni de nadie. Por unos instantes, llegué a creer que la odiosa soledad me provocaría menos dolor que una multitud de personas. Después de que pasara algún tiempo no conseguí obtener una respuesta firme. En cambio, al abandonar la calle, llegar a casa y encontrar un abrazo me dí cuenta de lo que echaba de menos el hecho de sentirse arropada por alguien.

Al parecer, no consigo ser lo suficientemente fuerte como un día me planteé serlo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Hazlo, pero paso a paso.

No es momento de lamentaciones. De hecho, no pretendo que ninguna lágrima te acompañe durante más de un par de horas. Es hora de marcarte un planteamiento. Claro, algo firme y que sea capaz de sostentarse a pesar de cualquier imprevisto hasta de los de última hora, de esos que no dejan en vano a nadie, de los que van directamente a la yugular, sin pensarselo dos veces. Más bien, ni siquiera una.
Y cuando estés tan segura de que lo tienes, pasa a la práctica. Vives esos instantes, sé capaz de saborear mentiras, y mejor aún, toca con tus propias manos la cumbre. Pero hay algo fundamental, utiliza ese caparazón que llevabas meses y meses forjando, ya, después, haz lo que quieras, lo que más te apetezca en cada momento. Ten en cuenta que si estás decidida a borrarlo todo, hazlo. Yo realmente te animo, me parecería algo admirable.

sábado, 13 de noviembre de 2010

¿Me lo explicais?

Vuelven las tardes de soledad, los minutos a los que llega un punto que no se sabe por donde cogerlos. Vuelven las ganas de caminar sola, de dar vueltas de media hora después de una eterna tarde de estudio, de que te dé un buen trozo de aire en la cara, ganas de despejarse.
Lo que no terminas de entender es como de la nada han reaparecido "te quieros", los cuales pareces sinceros -no tienes la certeza pero al menos es lo que parece- ves que repentinamente las cosas han vuelto a cambiar. Así, tal cual, sin motivos. Lo único que sientes es que todo parece hipocresía, que ya nada molesta de los otros, que todo lo que tanto te molestaba ahora de repente ha desaparecido, sin más.
Y yo, me quedo sin entenderlo, nadie me lo explica, nadie se para a pensar la opinión que tengo yo acerca de esto, empieza a parecer que da igual. Eso si, luego bien que viene todo el mundo a preguntar los porqués. Ahí es cuando lo único que me apetece decir es "no existen".

Irreal, no hay más.

Juegas a lo tonto de nuevo. Otra vez con fuego, como no. Y otra vez, el muñeco con el que has decidido jugar ha sido el mismo. Parece ilógico. Personalmente, añades un grado de falsedad considerable teniendo en cuenta que tú te consideras una sufridora más de este círculo vicioso que nos lleva persiguiendo cierto tiempo.
De ahí, que no entiendo el motivo de ir a por palos de madera para poder atizar el fuego y poder avivarlo de nuevo...
¿No eras tú la que pretendía encontrar un momento de estabilidad? ¿No buscabas equilibrio?
Verdaderamente, eso es completamente inaceptable, pero esta vez la batalla que se ha formado ha sido en tu interior. Fuera de eso está todo como lo dejaste al irte, pequeños cambios, nada importante ya sabes, lo normal. Y a partir de hoy, yo estoy fuera, ese conflicto va a dejar de ser mio, tengo las ideas claras y no voy a pertenecer a algo que no me interesa, y más aún que no me aporta nada. Al fin y al cabo, querer es poder ¿no?
El resto, estaros tranquilos, yo he hecho lo único que estaba en mi mano. El que avisa no es traidor y tú has jugado sucio.
Esta vez, hasta ella tiene razón.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Una sesión de mirarse el ombligo no viene mal

Lo siento, no hay nada que pueda decirte. Mis palabras se han quedado completamente vacías, he decidido mantenerme al margen hasta que encuentre algo por lo que merezca la pena volver.
Por el momento, no tengo ninguna ganas. Tenlo en cuenta, sigo estando ahí, el pequeño cambio ha sido mi manera de actuar. A partir de hoy me baso en demostraciones, el resto, no sirve.
Lo único que hago es limitarme a tirar flechas, da igual a donde lleguen, al menos sabré que si en cualquier momento te las encuentras, podrás abrir los ojos. Seguramente sea demasiado tarde, pero mejor tarde que nunca.

lunes, 25 de octubre de 2010

Sigue transmitiendo recuerdos, hará falta

Era imposible no percibir esa voz. Estábamos sólo ella y yo en la habitación. Una habitación de una casa normal, el cuarto piso de una calle dentro de un barrio medianamente conocido, un barrio con gente que va a trabajar todos los días, que se gana su sueldo, la mayoría ya jubilados. Todos y cada uno de ellos con la mirada te podía contar una historia maravillosa. Lo mejor, sería completamente real. A fin de cuentas hablan de su vida.
Y así era ella. Los rasgos de su cara estaban ya marcados, acompañados de pequeñas arrugas, supongo que los años echaban una carrera de fondo, se le iban acumulando, como todo. Su expresión facial era triste, las pérdidas de su marido y su hijo se reflejaban a la perfección en cada cosa de la que hablaba. Su increíble sabiduría provocaba una extrema atención por mi parte, era imposible no sonreirla, no dejar de mirarla, dejar de escucharla, contaba los hechos transmitiendo sentimientos que años después permanencían en las palabras.
Su voz, verdaderamente madura, a la vez que dulce, familiar, la utilizaba para poder relatar sus recuerdos. Tanto los agradables como aquellos en los que incluso alguna que otra lágrima se derramaba por su rostro. De personalidad extraña, puede ser por sus vivencias, por el hambre en años de guerra, por una madurez obligada e inoportuna, cada uno de los baches, los obstáculos trasladados a problemas. A pesar de todo, yo seguía fascinada. Daría tanto por ser como ella, y no me confundo, teniendo en cuenta que es mi abuela.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Posible arrepentimiento.

Una tarde de otoño, aproximadamente a mediados de octubre. Si, lo recuerdo, 21 de octubre de 2001. Era el típico domingo en el que cogerías una manta, la tableta de chocolate y una peli de esas en las que no paras de llorar.
Después de toda una vida compartida con ella, decidió irse. Así, tal y como te lo estoy contando. Cada vez que intento recordar la cantidad de recuerdos que pasaron en un instante por mi cabeza, de manera completamente repentina, lo único que salen son lágrimas.
Sobre las siete de la tarde, sonó el móvil, era Cris. Me pareció extraño, ya que la conversación del sábado no fue precisamente agradable. Hacía tiempo que no soltabamos tantas estúpideces juntas, ahora lo veo así. Supongo que aquel sábado era lo que quería decir o más bien lo que dije. Decidí descolgar el teléfono, esperando saber el motivo de la llamada. El verdadero motivo no era nada similar a cada cosa que pude pensar.
Y no la volví a ver, no pude decirla todo lo que la quería por mucho que discutieramos. Y no se lo pude decir porque un borracho conducía tan sumamente rápido que ella salió disparada ocho o nueve metros.

Eso si, tanto el número veintiuno como aquellos ojos azules se han convertido en un recuerdo efímero. Algo imborrable.

martes, 19 de octubre de 2010

Casualidades.

Ayer, el frío nos volvió a pillar desprevenidos. Estabamos en plena calle, como otro día cualquiera. Si, me acuerdo que debatiamos una doble R muy sonada ultimamente, realidad o rutina, ¿verdad?
Los dos, sentados en el primer escalón de la puerta de la biblioteca, con algún que otro cuaderno tirado por los suelos. Eso daba igual, la cosa era poder ganar aquella estúpida lucha. Ambos sabiamos que la respuesta sólo podía ser una, experiencia, suena suave y bonita, eso creo.
Y si no eran las matemáticas, era acerca de las vestimentas, y sino, sobre el primer pensamiento que apareciera por la cabeza de uno de los dos. La razón daba igual, la cosa era poder pelear, poder reirse de tus propias contradicciones, negar lo evidente, y sonreir. Si, justo eso, eso era lo más importante. La unión de un par de sonrisas, aparentemente casi perfectas. La perfección es subjetiva, no existe. Maldita frase que repetiamos todas las tardes de domingo, después de una eterna llamada telefónica.
Tenía claro, que , por muchos años que pasaran, esa sonrisa, su sonrisa, hasta el más mínimo sonido que se producía al verle sonreir, todo eso era imposible de olvidar. La manera tentadora, la risueña, la vacilona, todas y cada una de ellas. Y los ojos oscuros. Practicamente negros. En si, él.
Sensaciones increibles, sin ninguna duda. ¿Tú las tienes?

domingo, 17 de octubre de 2010

Nos conocemos bastante ya.

Está practicamente de noche. Es tan temprano que a quien se lo contara me juraría que a las horas a las que me levanto todavía no han puesto ni las calles. Probablemente. Es otro día más de la rutina; hoy la parada del autobús está completamente vacía. Bueno no, acaba de llegar el chico de todas las mañanas. Él con su abrigo negro y su mochila, y como no olvidarlo su música que podría escucharse a tres o cuatro metros de distancia. Odio ese tipo de música, es escexivamente pegajosa. Se cruzan un par de miradas, algo usual como cualquiera de los días. Siempre está ahi, ni más cerca ni más lejos. Si le ves no es alguien que te llamase la atención, un chico de unos diecisietes años bien cumplidos con una cara de sueño tremenda dispuesto a ir a clase.
Lunes. Martes. Miércoles. Jueves y viernes. Todos los días de la aburrida rutina.
A pesar de eso apenas le conozco, he cruzado alguna que otra palabra, más bien la cosa era a base de miradas. Y ahora está justo en frente mía, el ipod no deja de sonar y yo tengo unas ganas horribles de sentarme. Acabo de ver un buen sitio.
- Perdona, ¿está libre?

Y ahora es el momento en el que le toca contarme algo, problablemente nada fuera de lo común, o quizás de un paso más. Un paso que alguien como tú anda buscando.

Tienes el algo que hace falta.

Te voy a contar algo. En este mundo hay dos tipos de personas, están aquello que se levantan cada día con un afán mayor de superación, con increibles ganas de comerse el mundo, de mejorar segundo tras segundo. Y luego están los otros, que exiten por un equilibrio de este mundo. Se hunden antes las adversidades, corren mientras que los problemas les persiguen y acaban corriendo juntos echando una carrera de fondo.
La duda que me surge es de qué tipo de personas quieres ser tú. Si de verdad te merece la pena ese derroche de lágrimas por algo que verdaderamente te encanta, el baloncesto. Se nota perfectamente, incluso a millones de kilómetros que disfrutas, se te iluminan los ojos cada vez que el campo te pide a gritos que entres, en cada momento en el que coges el balón y te dispones a realizar una de esas estratégias que minutos atrás tu entrenador te ha recomendado. Y ultimamente te limitas a salir con la cabeza agachada, sin esa preciosa sonrisa que tienes, sin ese brillo especial por el que se caracterizan esos ojos verdosos. Sabes que esa no es la actitud, que así no vas a llegar ni siquiera a la vuelta de la esquina. No llores, no me gustan que esa gotas recorran tu cara.
Ve con ganas, comete el mundo y lo que haga falta, no te dejes caer por nada porque la cima te espera. Lo único que necesitas es a los demás y a tu confianza, así siempre serás el mejor, para mí, lo eres desde hace mucho tiempo.

sábado, 16 de octubre de 2010

Tu error, mi venganza.

No eres nada. No intentes cambiarlo. Has perdido hasta el mínimo valor que tenías. Convéncete, eres una más dentro de ese montón de mierda. Hablas, hablas y sigues hablando creyendo que las paredes no escuchan, que el resto del mundo no se detiene a recordar esas palabras. Equivocada que estás. Ahí, justo ahí, a dos calles a la izquierda se encuentran todos, cada uno de ellos dispuestos a decirte que lo único que se te da bien es el dolor, son incluso capaces de escupir tus palabras, una tras otras, todo lo que soltaste, los hechos, las mentiras, las vidas falsas.
Lo que me parece realmente raro, es como, tú siendo tan inteligente ya que para nada te considero tonta has podido cometer ese error, eso tan sumamente sencillo y simple se te pasó. Quedó fuera ya que te dedicaste a trabajar a mayor dificultad. Todo es mucho más simple, el dolor no se encuentra el algo que da tantas vueltas, está mucho más cerca, no necesitas más que observar y analizar. Para ti, sencillo. ¿Tu error? Tantas ganas de dolor que se atan los hilos solos, mientras que tu te detienes en desatar nudos complejos.

Y ahora es cuando yo, si, tengo aires de venganza.

martes, 12 de octubre de 2010

Puro placer.

Se me había olvidado lo que era sentir eso. De un momento a otro, una cantidad inumerable de sentimientos me sucumbieron practicamente. Cada minuto era una sensación nueva, cada segundo era un grano más al montón de la felicidad, cada uno de los instantes producían mayor tentación, muchas más ganas. Y aquellos chorros de agua medianamente templada decidieron recorrer mi cuerpo, empezando por una espalda completamente helada, seca.
En cuestión de tiempo mi mente se quedó en blanco, se limitó a disfrutar de una placentera y caliente ducha después de un día tan complicado como el de hoy. Era tan relajante como un atardecer de verano tumbada en un verde, vivo, precioso, húmedo, espeso césped. Y notas el contacto de tu piel con la espuma del jabón, ese olor tan peculiar. Así, puedes a llegar a observar como cada una de las ideas están deslizandose por la bañera, las responsabilidades que se las acaba llevando ese agua ya enfriada por el desagüe, el agujero negro. Llegó el momento del final, un gran chorro recubre tu cuerpo entero y te dice adiós. Bueno, más bien hasta mañana a las doce.

jueves, 7 de octubre de 2010

No se resume a cosas de trenes.

Siéntate en el primer sitio que encuentres. Para por un segundo cualquier ritmo de vida que lleves. Olvídate de lo complicado que ha podido ser el día de hoy. No pienses en nada. Limitate a mirar a cada una de las personas que pasan por tu lado, aquellas que llevan prisa, las que van con mucha más calma. Solas y acompañadas. Tristes, incluso desoladas. También alegres, positivas.
Y ahora mírate a ti. Míralo bien, con detenimiento. Plantéate algo que yo también lo he hecho. Imaginate a ti mismo, sentado, justo en la misma postura en la que te encuentras en este mismo momento, pero en una estación de trenes. Da igual cúal sea, si quieres la más cercana, o la que se encuentra en la otra punta del mundo o aquella que únicamente es producto de tu imaginación.
Afortunadamente o no la vida es como un tren. Si lo piensas con detenimiento te darás cuenta que todo lo que te estoy contando es una certeza. Sigues un camino durante años, no sabes a donde irás, incluso a veces ni siquiera de donde vienes. Haces pausas, paradas, piensas en hacer un transbordo, si sentarte a esperar lo siguiente o salir y ponerte a caminar.
Existen millones de paradas, unas largas, las cuales se te hacen eternas. Piensas que el conductor se ha podido olvidar de tu existencia, el tren tarda tanto que el aburrimiento te llega a absorber. Y luego, están las otras, cortas, extremadamente rápidas, que no te da tiempo casi a llegar. Quizás la diferencia esté marcada por algo, por la palabra a la que se suele acudir en estos casos, como era.. destino. Eso.
Y yo, no sé. Estoy subida en alguno, seguramente, noto como suena el contacto con los raíles, llegaré a alguna parte de eso no hay duda. Pero hay algo que no funciona bien. El tren necesita descanso, o más actividad.
Hay algo que es cierto. El resto de los trenes funcionan de una manera completamente diferente. A mí sólo me queda mirar por los cristales empañados cómo es el mundo de fuera porque sino todo se basaría en seguir escuchando el contacto raíl-tren.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Nadie te dice que te pueda decir adiós.

No hay espera que valga. Esto se mueve a una velocidad casi impercedivible, es un sin fin de correr. Kilómetros y kilómetros intentando ir en contra del tiempo, pero ya no sirven las palabras, ni siquiera ningún tipo de lamentaciones ni lágrimas, no vas a conseguir nada.
Has perdido, puede que por primera vez, puede que una segunda oportunidad esté cerca, tal vez un gran error irrevocable. Es así. No hay más.
No te estoy intentando convencer de nada, es algo que no pretendo. ¿Hay solución?
Seguramente si. Sin embargo estoy segura que está a las afueras de mi alcance, que no es algo tan sencillo cómo estirar la mano y cogerlo. No, sin duda no lo es.
Pero hay algo en lo que te equivocas, eso creo, no es pura tontería, ni palabrería. Las palabras se las lleva el viento, tarde o temprano. En cambio, esto no. Es abstracto, vas más allá que un simple conjunto de letras unidas con un poco de sentido. Y no, no se me han ido las ganas de luchar, en cierto modo hay sentimientos que los creía imposibles de florecer, pero el cuidado de una flor es algo muy costoso. Tú lo haces increiblemente bien, no tengo la menor duda. También se percibir lo que es un buen vino y por el momento las amapólas amarillas se me han perdido.

Si tu respuesta es un adiós, la mía siempre será un hasta luego. Me gusta quedarme con todo.


In a vague time I'll return and I'm gonna tell you I need you.

lunes, 4 de octubre de 2010

El todo irá bien se quedó lejos.


Odio seguir aquí. Para ti, para vosotros, para cualquier persona que me necesite. Cualquiera que esté al alcance de mis ojos, que pida a gritos ayuda. Lo siento, no puedo seguir aquí. Cada vez me doy cuenta que lo único que consigo es dolor, decepción, tristeza, y ganas de huída. Y qué, es la misma rutina de siempre, exigen cosas que ni siquieran son capaces de cumplir. No es justo que digas que lo echas de menos, que el resto no se comporta de manera adecuada para un "todo irá bien". Ten en cuenta, que ni siquiera tú lo haces. Vas a tu bola igual que lo hace el resto. Pero claro, por qué no hacerlo, no serás tú la que se sienta sola, siempre tendrás a otro que te resguarde del frío. O no, quién sabe. Llegará el momento en que el todos estemos a igualdad de condiciones. A lo mejor ese día te das cuenta de la cantidad de errores que se pueden cometer uno tras otro.
Lo malo, puede que ese día no sea yo la que esté para ti. Tal vez, yo haya sido el mayor de tus errores cometidos.
Nadie lo sabe, sólo el tiempo.
Y como no, es la hora de coger de nuevo aire y seguir respirando. No estamos para desperdiciar oxígeno.
Son de las pocas cosas que me quedan.

domingo, 3 de octubre de 2010

Acabas de volver a elegir.

Tú. Tú eres tonto. Eres increiblemente imbécil. Sólo te limitas a observarla, a mirar detenidamente cada una de las partes que PARECEN tan perfectas de su precioso cuerpo. Tienes realmente claro que te encanta. Ella y su extraña forma de ser. Pero eres tan sumamente estúpido que no eres capaz de pronunciar algo coherente, ni si quiera un TE QUIERO. Mientras, ella sigue moviéndose rápidamente por la habitación. Recoge sus cosas. Ha decidido marchar, preparar una maleta con lo útil, desechar todo aquello que no sirve, o simplemente todo lo que ha dejado de utilizar.
Está triste, esperando un "quédate" o un "no te vayas". Tal vez, un sencillo "te necesito". Ambos saben que se quieren, no está claro quien siente más, no importar, exitir, EXISTE.
Ha terminado. Se dispone a irse, a otro lugar, posiblemente desconocido a miles de kilómetros o tan conocido como a un par de manzanas. Tampoco se sabe si con vuelta o sin ella. El caso es que se va, y tú eres tan imbécil de quedarte parado y limitarte a observar los acontecimientos.

viernes, 1 de octubre de 2010

Autoestima alta, no viene mal.


Esa eres tú, no yo. Yo no he sido la que ha cerrado las pocas puertas que aún permanecían abiertas, quizás si que te he negado una invitación para que vuelvas. Y claro, fui yo quien dio el paso para dejarte en evidencia delante del resto, pero no me lo consideres una maldad, al fin y al cabo tu me forzaste a hacerlo, te lo estabas ganando a pulso cada día. Mentiste, nos utilizaste de segundo plato y pretendiste un perdón. Lástima, sólo fue conmigo con la que tu jueguecito no funcionó, será que nunca pude confiar en ti. Sabes lo peor, que yo tengo las llaves de la sala, ahora me toca elegir quienes entran y también todos los que se quedan fuera. No me consideres manipuladora, no lo soy, me limito a mostrarte realidades. Siento que no te dejen de decir lo mucho que te pareces a mi, o lo parecidas que podemos llegar a ser, pero no te equivoques, te llevo unos cuantos kilómetros de ventaja.

jueves, 30 de septiembre de 2010

No estamos para perder tiempo.


Esto no está hecho para mi. En su día nací, automáticamente se me atribuyeron funciones, con el fin de realizarlas, bueno, antes de eso tendría que averiguarlas. En estos momentos muchas de ellas creo que siguen en búsqueda y captura. Completamente desaparecidas.
Y días tras día cambias, te alejas de ciertos puntos, puntos que pueden serlo todo o quizás nada, pierdes motivos y confianza, a cambio ganas sabiduría y un poco de madurez que nunca viene mal. Te apetecen cambios, pero ante todo no quieres perder tu esencia (una lucha constante entre existencia-esencia, para variar). Ser tú, con cambios. Basarlo todo en momentos de éxtasis, risas y dulces miradas, si sobretodo, miradas y ganas de jugar, todo sin olvidar las funciones por las que estás aquí, si hay alguna porque yo a veces lo dudo.
Realmente lo único que quieres es mudar la piel y yo ya me he puesto en marcha.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

No engañes, no te engañes.

Tenía un brillo especial en los ojos, sus palabras sonaron realmente bien.

- La quiero, la quiero como nunca he querido a una persona. Me encanta su forma de hablar con ella, cuando se acerca a mi mesa y me cuenta cada una de sus batallitas, que si la tarde de compras, que si el chico al que tanto adora no la hace caso. Así diariamente, cuenta conmigo, me recuerda lo especial que llego a ser.

- Sabes que lo que hace es por una mentira, posiblemente ese cariño venga por mostrarle alguien que no eres. Esto no te va a llegar a ningún lado.

- ¿Por qué me desanimas a seguir con esto? ¿Acaso tú no has sentido algo similar? ¿No has sentido que esa persona que tanto quieres ni siquiera te mira?

- Realmente lo he sentido más de una vez, por eso te digo que no funciona. No puedes pretender que le gustes por alguien que no eres. Es sencillo, sin ser tú mismo no vas a llegar a ningún lado. Ahora te toca elegir, el fantasma de Diego, o Diego.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Hoy no te voy a contar nada nuevo.


Mi sonrisa es bonita. Soy extremadamente insoportable cuando quiero. Y muy cabezota. Soy una persona de extremos. Pienso demasiado (o demasiado poco, depende). Aunque lo pueda parecer, no me suelo rendir. Soy bastante paranoica y algo tonta. Me contradigo a menudo. Me siento ofendida con facilidad. Sigo siendo una niña en muchos sentidos. No me gusta tomar decisiones. A veces me puede el miedo. No siempre sé demostrar ciertas cosas. Me equivoco muy a menudo. Me arrepiento de un montón de cosas. Hay días en las que me siento sola, y días en los que quiero estar sola. Soy un poco ego. No soy conformista y a veces exijo demasiado. Debería aprender algunas cosas. La indecisión es muchísimas veces mi fiel compañera. Me gusta demasiado recordar incluso a veces vivo en el pasado. A veces puedo llegar a marear. Tengo ganas de hacer muchas cosas, y no siempre me atrevo. No me gusta no llevar la razón. Me vengo abajo cuando las cosas no salen como esperaba. Espero, espero demasiado. Me agobian con facilidad algunas personas y algunas situaciones, y no sé llevarlo. No soporto la falsedad. Doy demasiada importancia a cosas que no la tienen. Me da miedo la oscuridad. Me cuesta adaptarme a los cambios. Soy impaciente. No me gusta la lluvia.

No exijas perfección.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Evitaré tu huída.

Corres cuando ves que no tienes escapatoria, que la vida se te irá en la última parada que hagas para coger aliento, mientras dure tu marcha. Corremos hacia el inevitable destino, aquél que nos robará el suspiro final sin ni siquiera preguntarnos si estamos de acuerdo. Lo peor, que tú eso ni siquiera te lo planteas, te limitas a huir y después a contar una lista larga de errores. Corres por evitar tomar decisiones y sin darte cuenta estás tomando una que te lleva a ningún lugar. Tampoco te estoy diciendo que sea malo, ni siquiera que es algo bueno. Te lo digo para que reflexiones, para que en la última parada dejes tu mente abierta, y ten claro que lo primero que aparezcas es aquello que yo que tú perseguiría. Es un consejo. Aunque el último es este, quizás egoísta.Deberías quedarte. Venir, conmigo.

martes, 21 de septiembre de 2010

No te preocupes, ya soy yo la que dice adiós.

Hola, querido mundo.
Volvemos a estar rodeados de mentiras, de creer en algo cuando tenemos la certeza de que no hay nada, es puro vacío. No pretendo entenderlo, ni siquiera de que me entiendan ellos a mí. Es algo sucio y poco productivo. Toca dejar de hacer ese tipo de estúpideces y dedicarse a lo que merece la pena, tú por el momento no, por supuesto, tu vaivén de ideas es algo que aún me gusta menos que tu hipocresía.
Sólo me queda observarlo todo. Miraré la calle horas tras horas, escucharé por donde van los pasos, buscaré sitios oscuros con cortas pero intensas miradas. Y haré una última cosa, bajaré y escavaré un agujero, tan grande para meter toda la mierda. Todo sea por liberarse e intentar olvidarlo. Pero hoy no. Quizás mañana o al otro porque hoy es el día en el que el mundo me queda grande, tal vez solamente sea por cómo ha salido hoy la luna, pero me voy, volveré pronto, no me eches de menos entre la multitud. Al fin y al cabo soy una más.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Si sigue ahí, lo evitaremos.

Te echo de menos. Es así. Querría estar más cerca de ti, conocer a la perfección cualquiera de tus movimientos, saber que las promesas siguen en pie, no te irás y seguirás al otro lado del telefóno. No estaría nada mal tumbarse en un césped cualquiera, a tu lado, haciendo que cada uno de tus besos sean mi compañia, recorriendo tu cuerpo con mis manos a base de caricias, notar tus manos mientras se mueven por el mio. Tentación. Disfrutar. Complacer todas esas ganas. Ganas de ti, ganas de congelar segundos, ganas de sentir, ganas de libertad. Y mucho juego, juego de miradas, juegos de rozar tus labios, juegos de susurrarte al oido. Te contaré mil y una historias, mi boca hablará de todo lo que mi cabeza piensa, hasta de minúsculas cosas que circulan sin motivo alguno. Se mostrará todo. Todo, pero sin ella.

sábado, 18 de septiembre de 2010

De camino, llegaré.

El tiempo.Es la magnitud que permite ordenar los sucesos en secuencias, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Es la cosa más secilla del mundo pero que a la vez lo implica todo. Es uno de los pilares para cualquier ser, tanto sea persona, perro o geranio, hasta aquellas impresionantes amapolas amarillas que veo día trás día en el camino de vuelta a casa se basan en el tiempo. Nacen, crecen, florecen, llegan a ser realmente preciosas y dicen adiós a este mundo, se marchitan. Mueren.

Y hoy, una parte más del tiempo, de mi tiempo, volvemos a caer en el mismo andén, ese andén por el que pasará el tren que lleva pasando días que se convierten en semanas, semanas en meses y meses que acaban siendo años. Años de lo mismo, años con la misma mierda, años dando valor al "que dirán", al "hacer lo correcto", al "evitar hacer daño". Pero ya, me da igual lo qué digas, si hago o dejo de hacer lo correcto, y si te hago daño, te jodes, es así. No hay más. Te quiero muchisimo pero no te das cuenta, me prometes el cielo y ni siquiera llegamos a medio metro del suelo. Cambias cambias y cambias, y te crees que soy yo la que me alejo, la de las miradas hacia todos y hacia ninguno a la vez, y como no, te dedicas a seguir haciendo una inumerable lista de promesas, pensando que conseguirás sacarme esa sonrisa que sabemos que te gusta, la sonrisa del no te preocupes, siempre estaré aquí. No quiero seguir apuntando en esa lista, me he cansado de escribir.
Ahora, marcaré tiempo y cogeré un tren hacía el norte, el norte de ningún sitio, de cualquiera. Iré a contracorriente, si no te gusta, llora.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Sentimientos?

Es un juego, es una manera sencilla de pasarlo bien, de entenderse. Un mundo de indirectas, de te quieros pero no sé hasta qué punto ni de qué manera, de desconectar, de poder pensar que a la otra persona le apetece lo mismo que a ti. No es ni sufrimiento ni competición. No son ganas de hacer daño ni de provocar dolor. Son momentos que hacen que los días se conviertan en algo diferente, son ganas de hacer algo cuándo y cómo te apetece.
Después toca la parte seria, a veces complicado, si, las mejores cosas de la vida lo son practicamente.
Se requieren un puñado de adjetivos, posiblemente inumerables, se necesita dejar de pensar, no dar vueltas a un mismo círculo, ser divertido, pero teniendo en cuenta las circunstancias de ambos. Porque, así, como decían hace muchos años, un camino sin obstáculos conduce a algun lugar que probablemente no vale la pena.
Y sí, lo escribo yo, porque es lo que pienso, porque apenas han pasado horas y lo echo de menos. Sé que no es el mismo juego para ti que para mí, que es algo complicado, que seguramente tanto jugar se me haya ido de las manos.
Lo siento, realmente, hay veces que no puedo evitarlo, sale solo, no controlo el punto exacto en el que se debe de parar, tal vez por cria, tal vez por pánico a poderte querer o sencillamente porque no soy capaz de sentir.

martes, 14 de septiembre de 2010

Hasta la próxima.

Último día antes de poner punto y final a todo esto. Última vez en la que podrás levantarte y decir "Buenos días, verano". No hay más. Es simple, toca reencontrarse con la rutina, buscar nuevas motivaciones para evitar en todo lo posible el aburrimiento, agarrar todo lo que te queda con ganas y seguir. ¿Conclusiones? Quizás.. ¿resumen?
Una idea, eso sí, Verano corto, nuevas experiencias, gente desconocida que entra, conocidos que deciden volver y otros, que pueden que estén entre ellos, que su estado se convierte en algo neutro. Bueno, lo de neutro es relativo. Pero ese tema tan poco querido por mucha gente no es el que pretendo contarte hoy.
Sólo quiero dejarte claro, que lo voy a echar de menos. Es algo de lo que no tengo ninguna duda.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Changes.

Y cuando parece que ya nada tiene sentido y has cogido el último tren de camino a la frustración y al miedo, cuando la inseguridad se apodera de ti, absorbiendo a cada segundo tu último aliento de vida, sube a éste un pasajero, que te mira, te saluda, se sienta a tu lado y te escucha. Al mirarlo mi actitud cambia, borrando todo rastro de preocupaciones y sin sentidos. He dejado de vivir en el pasado, afrontando un nuevo presente y un futuro más pausado.
Al mirar por la ventana el sol deslumbra mis ojos, calentando mis mejillas, ¿dónde están las nubes que rondaban mis pasos?. Intento recordar algún rastro de miedo y no soy capaz de tener recuerdos frustrados. Hoy todo ha cambiado

domingo, 12 de septiembre de 2010

A ti.

Ven, siéntate a mi lado. No te alejes, necesito una distancia suficiente para poder sentirte, oir tu respiración, saber que aunque no te mire sigues ahí porque estas y estarás cerca. Ven, te voy a contar algo, probablemente es un secreto a voces, una historieta de esas que siempre andan diciendo que son leyendas urbanas. Ven, que te voy a susurrar al oido que te necesito.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Toca cumplir deseos.

Buenas tardes, hay algo que antes debes saber. Quiero una cita contigo, tiene que ser a partir de las seis de la tarde, precisamente cuando el sol empiece a caer, no quiero ninguna copia, exigo una mínima idea de originalidad. No dudo que no sea fácil, pero siendo usted, no lo considero para nada complicado. Me gustan los detalles, ten en cuenta que la amapola amarilla y las rosas rojas o blancas son mis favoritas. Nunca antes me había podido permitir hacer una petición de un pequeño detalle, un ramo de flores, tampoco lo necesito grande, me bastaría tres o cuatro florecitas atadas con una cinta dorada, algo sencillo. Correremos por un césped grande, nos rebozaremos hasta que el color verde y la alegría hayan quedado impregnados en nuestro interior. Nos reiremos, tanto, que podremos llegar a bailar con la felicidad. También me encantaría que hiciesemos algo que a ti te apetezca, conocer tus gustos sería todo un placer para mí.Ahh, si, una última cosa, puede que la más importante, nos daremos un beso, sólo te pido uno, no estaría nada mal que fuera uno detrás de otro, pero con uno me sentiré conformada. Todo sea que te lo robe aunque si estás dispuesto, mi parte trasera del hombro estará a tu disposición. No tengo nada más que decirte, cualquier sugerencia estoy dispuesta a escucharla. Estoy completamente convencida de que será una tarde maravillosa.

viernes, 10 de septiembre de 2010

T.

Nunca me había llegado a plantear la hipótetica situación de conocerte, era algo así como un pensamiento, una idea o simplemente un deseo. Tal vez lo primero sea dejar de decir alguien que no eres, no eres su amigo, no vives en la misma ciudad que yo, más bien estás a 599 km de distancia. Y si, puede que las maneras por las que le conocí no serían las más seguras o las "comunes", pero... ¿ y qué? Es él. Tiene nombre y apellidos, y una vida hecha, sus problemas diarios, vamos, una persona más que habita dentro de un trozo de tierra llamado península. No sé si llegaremos a conocerlos, no tengo ninguna certeza de nada de lo que pueda ocurrir, es más, puede que de la noche a la mañana dejemos de hablar, nos enfademos o simplemente queramos perder el contacto. Claro que puede pasar, o quizás no. También está la pequeña posibilidad de que nos conozcamos, de que en algún momento pasees por las calles de Madrid por las que paso yo diariamente, me veas, me saludes y me cuentes cada una de las diferencias que encuentras entre tu vida y la mia. Muchas, eso si que no lo dudo, pero alguien me dijo que la belleza se basa en la diferencia, y en estos momentos, es una frase que me viene de anillo al dedo. Todo esto es algo que no me preocupa, tengo otra certeza aún mayor que la anterior, si hay algo contra lo que te tienes que chocar, lo vas a hacer, lo siento pero es inevitable.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Lágrimas y desconfianza, mala mezcla.

Lloro. Ya he perdido la cuenta de cuáles son los motivos, esas pequeñas cosas que acaban formando un obstáculo que me quita hasta las ganas de respirar. Y si, ese camino de lagrimas me persigue, lleva unos cuantos días ya conmigo, cada vez que me encuentro sola en mi querida habitación morada. No creo que sea por algo que no haya conseguido, no lo considero causa suficiente para sentirme así. Esa barrera de impermeabilidad ha cedido, posiblemente haya sido un pequeño agujero, provocado por algo punzante, si, lo noto perfectamente. El problema es encontrar aguja y hilo para coser de nuevo, o valentía y fuerza para tomar la decisión de seguir hacia delante sin esa barrera. Aún no lo sé, aunque está claro que nada de lo que necesito en este momento está a mi alcance pero, sobretodo, la confianza.

martes, 7 de septiembre de 2010

Cartas.

Mes de septiembre. Cómo los últimos días te despiertas y intentas aprovechar el máximo tiempo entre las sábanas, haces una pequeña planificación del día, una lista de las miles de cosas que tienes que hacer aunque sabes perfectamente que no harás ni siquiera la mitad, pero como cada mañana decides proponértelo, ¿por qué hoy no?
Es hora de levantarse, coges un buen cuenco con cereales, el zumo y la leche. Enciendes la tele, para que una vez más, todo ese grupo de periodistas te recuerdes la preciosa "vuelta al cole". La apagas para evitar pensarlo más. Vuelves a la habitación, y ves, que como siempre está completamente desordenada, decides poner un poco de orden, es una ligera impresión de que a la vez que ordenas unos cuantos metros cuadrados estás también ordenando capítulos de tu vida, épocas...
Y revuelves, ordenas, buscas, las horas pasan, y te la encuentras. De repente, de forma inevitable una sonrisa se esboza en tu cara. Decides abrir esa carta que lleva tanto tiempo metida en el cajón, en el fondo. Inconscientemente pasan por tu cabeza miles de momentos, millones de recuerdos que parecían haber desaparecido, pero no es así. Pueden haber pasado años, desde que me la dieron, y para variar, todo lo que prometía, ahora es bastante diferente a la realidad.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Tu amor, su amor..

¿Decido sentir? ¿Ahora, decido mantenerme al margen de cualquier tipo de sentimiento?
Estar fuera del resto del mundo, querer llegar a luchar por algo, realmente una motivación fuerte, que no te quite las ganas de comerte el mundo a pesar de que las consecuencias llegaran a ser catastróficas. Conocer que antepondrías sus intereses a los tuyos, que una mínima petición de ayuda te hace dejarlo todo. Al hablar, sólo le podían acompañar un sendero de lágrimas a sus palabras, aquellas que llegaban al corazón de cualquier persona que estuviera a menos de un kilómetro. Era ese rostro triste destrozado por un increible sentimiento de amor. Al fin y al cabo, esto también entra dentro de "enamorarse".

viernes, 3 de septiembre de 2010

Desconocido a la vista.

Ella entendía que los días se quedaban atrás, que cada segundo que hubiera pasado con el era un lejano y oscuro recuerdo, el cual finalmente dejaría de existir. Era puro y simple odio porque lo único que se planteaba era seguir viviendo en esos tiempos cuando conocía perfectamente que no le vendría bien de ninguna manera. Entonces, apareció él de la nada, con el grado de madurez un poco superior al de ella. La dedicó siete minutos exactos y se limito a decirle unas pocas palabras juntas, que quizás le ayudaran a encontrar una solución a todo ese cúmulo de decisiones y consecuencias. Sonaron lo suficientemente claras, "Sólo hay una cosa que si que te voy a decir, algo que te aseguro que es verdad, mentalízate de lo peor que pueda pasar, de que no vuelvas a ver su cara o de lo que sea, y trata de relativizarlo.
Es la única forma de vencer el miedo a la metedura de pata; si sigues con miedo como hasta ahora, al final acabará igual de mal que si te equivocas".

lunes, 23 de agosto de 2010

Buenas tardes, amigo

Y pensaba que llegaría el día en el que nos chocáramos, después de un tiempo sin saber nada uno del otro, me preguntarías si todo me iba bien y me dijeras "te echo de menos". Así estuve días, meses, prácticamente un año. Un miserable año detrás de ti, intentado que te dieras cuenta de que existía, que odiaba la idea de que todos aquellos recuerdos se pudieran haber borrado de tu cabeza, que dejaran de existir... Lo único que tenía, en realidad, tengo ganas, es, que al verte conectado como siempre, llegarte a decir, "Hola, soy Ana y sigo aquí, ahh! y te echo de menos". Hay algo que tengo claro, todas esas ideas acerca de volver a ser algo tuyo, es algo realmente imposible. Una lástima, ¿verdad?

jueves, 19 de agosto de 2010

Pasado.

Buscabas encajar, buscabas que te entiendan, buscabas silencio y a la vez ruido. También necesitabas que te oyesen pero que no te escuchasen siempre, ya que tenías claro que a lo largo del día podrías llegar a soltar un considerable número de estupideces. Llegó un punto en que la única cosa que te consolaba era salir a la calle, sentarte en el blanco donde hace años se sentaba tu abuela para verte jugar; comprarte un paquete de pipas y dejar libre durante unos minutos tus sentimientos, dejar de mentirte, sentirte plenamente feliz, estar orgulloso de todo lo has podido lograr. Siete minutos cada día eran suficientes, tras de una larga jornada. Y ahora, recordándolo años después, te das cuenta de que eras lo increiblemente insensible para no intentar lograr que esos siete minutos se convirtieran en 24 horas.

martes, 17 de agosto de 2010

Maldito 13 de julio.

Cada día puedes mirar atrás, y ves aquellos momentos en los que lo único que querías era mostrar esa sonrisa que reflejaba tu felicidad porque eras feliz, realmente feliz, e intentas que por nada del mundo se borren de tu cabeza que sigan ocupando su sitio.
Y el tiempo pasa, y evitas no olvidar nada, recordar aquellas tarde antes de partir a un lugar más lejano del que días atrás habías vuelto, cada uno de los besos, y las miradas, pero sobretodos las colonias esos olores que se convierten en especiales al recordarte.

Al fin y al cabo, sólo es un día más. ¿Tú lo recuerdas? Yo quizás no debería

domingo, 15 de agosto de 2010

Dichosa rutina.

Lo mismo que todos los días. No sientes nada, ni un miserable rastro de todo lo que creías inmortal. Abres los ojos y no hay nada nuevo, absolutamente cada cosa que ves te resulta monótono: las mismas formas, los mismos colores, posiciones, defectos, personas, detalles, sentimientos... Sin cambios.
Caminas hacia nada, tus piernas son las únicas que responden. ¿Y qué con eso? No hay rumbo, destino, punto de llegada. No hay. La gente habla y te comes el más aburrido discurso de cada día: bla, bla, bla... nada continua, nadie escribe lo que dice, a las palabras el viento se las lleva de viaje, sin regreso.Un tiket que no incluye vuelta atrás.
Así de simple volvemos a ser los mismos. Nos olvidamos porque nada nos marca, todo nos hace reflexionar. La misma y estúpida rutina: hoy sí, mañana no; mañana no, hoy sí.

¿Y dónde quedas tu? Sencillo, en tu memoria. Y si te has olvidado, simple, desapareciste.

Ella.

Me hicieron falta dos palabras. No le había visto nunca, únicamente dos o tres fotos que llevaban toda la vida pinchadas del corcho. No sé ni por qué ni cómo llegué un día a saludarle, decirle cuánto tiempo hacía que no tenía ni una pequeña noticia acerca de su vida, que echaba de menos aquellas charlas a través de toda la tecnología de la época. Me contestó con pocas palabras, con lo mínimo. Creo que se dio cuenta fácilmente que necesitaba desahogarme. Posiblemente no supiera nada de mi pasado, pero en ese momento se limitó a escucharme, a darme ciertos consejos básicos y conseguir lo que tanto tiempo atrás yo andaba buscando.

Al fin y al cabo lo has hecho.

Ya lo tienes todo claro?
Según como eres tú, seguro que si. Te creeras que lo sabes todo, incluso aquel futuro que lo único que hace es convertirte en esa persona ambiciosa, que tan poco me gusta.
Pretendes entender todo aquello que no es de tu incumbencia, y lo que es.
Y lo peor, es que haces que cada día yo me pierda más, que pasen cada uno de los minutos y solamente mi cabeza esté ocupada de grandes y asquerosas dudas. Aquellas que hasta dentro de mucho tiempo no van a conseguir que llegue a nada, que eche de menos ciertas épocas y que evite sentirme bien completamente.
Lo siento, pero te toca entender que cada día das un paso atrás en mi confianza, en todo el cariño que he sentido hacia ti, esas ganas de verte.

Y poco a poco, te darás cuenta de que esos secretos no te van a servir de nada.

Recuérdalo.

No sé muy bien en que punto de mi vida me encuentro. Ni siquiera reconozco el camino que debo seguir. Tampoco sé donde te encuentras tú, tengo una pequeña idea de a veces te siento lejos, lejísimos y las otras, cerca, a mi lado, donde deberías estar siempre.
Lo que no entiendo es cúal es el motivo por el que te vas, pareces huir de algo pero también a la vez te das cuenta de que te alejas de eso que meses atrás era posiblemente imprescindible. ¿Por qué lo haces? ¿Esa es tu verdadera manera de actuar?
Y conoces perfectamente lo que ella piensa, sabes que siente que ha perdido todo, de que te ha perdido a ti.
Te toca mover pieza, elegir seguir el mismo camino, ser aquella persona que a tanta distancia de nuestras familias supiste como evitar que sintieramos la soledad, apoyarte en nosotras y utilizar la palabra amistad.
Recuerda las mil promesas que hicimos, aquellas estúpidas miradas, los sinceros abrazos.. Recuérdalo todo, evita que no se te olvide conocer cada una de las reglas del juego, ya que podías llegar a perder y nosotras también.

Te echo de menos.

Puede que sea una de las miles de personas que han pasado por mi vida, han permanecido un tiempo y se han ido, diciendo adiós. Tal vez nadie pueda ver cada uno de los detalles que ha hecho que me fije en ella, que cada una de sus palabras me lleguen realmente al corazón, y que sus experiencias sean para mi algo más que las típicas hazañas que te cuenta una persona para conocerla. Lo más posible es que sea una mujer sencilla, que tenga su trabajo, su casa, que haga la compra todas las semanas y le encante charlar. Pero aquella mujer, es la que a día de hoy me ha dicho, por activa y por pasiva, que tengo que aceptar la soledad, que no la tenga miedo, que quizás algún día sea mi compañera de vida. También , otro de los días aprendí que no todo es lo que aparentes, que eso es una simple fachada que algún día se romperá, desaparecerá o simplemente se caerá por su propio peso. Y los complejos, cada una de las inseguridades que recorren mi cuerpo. Tengo claro que hay mucho más allá aunque realmente no me consuela, pero nadie se puede detener a cambiar el mundo, yo tampoco y menos ahora.

¿Final?

¿Qué todo tiene su fin? Triste pero cierto. ¿Qué solo somos felices por momentos? Cierto también. Pero es verdad que si vives cada segundo como si fuera el último siempre puedes ser feliz. No merece complicarse la vida de la manera que muchas veces lo hacemos, porque vida solo hay una, no más. Es cierto que si no apuestas no pierdes, pero nunca ganas. En la vida hay que jugársela siempre, merece más la pena arriesgarlo todo a quedarte con las ganas de saber cómo habría sido todo. No dejes escapar la ocasión, porque la vida no da segundas oportunidades tienes como oportunidad cada segundo que pasa y una vez a pasado no hay vuelta atrás. ¿Y a caso no es mejor un tiempo de pasión, aunque luego todo termine, a la mera sensación del vacío?

Te estás dando cuenta tu mismo, que por mucho que corras, el viento lleva un sentido que hace inevitable ir en su contra.

Again.

Nos volvimos a encontrar. Era una tarde realmente acalorada, después de todo lo que había pasado no habíamos encontrado un momento para tener unas mínimas señas de que seguía nuestra vida, que a pesar de que todo hubiera acabado algún día nuestras miradas se volverían a cruzar. Y si, pensé que aunque te volviera a ver no me costaría dedicarte un "Hola, como estas.." o algo similar. Justo, en ese momento te vi aparecer detrás de un antiguo muro de ladrillos, con tu bañador de flores hawainas y tu nuevo corte de pelo. Seguías prácticamente igual que la última vez, sin embargo, había algo en ti, o en nosotros que había cambiado. Hombre, está bastante claro que la relación existente en este momento no era ni por asomo la que habíamos compartido meses atrás.
Sinceramente, no entiendo por qué te molestaste en decirme "Hola, vengo a saludarte" o en esos dos besos que me diste, con ganas pero fríos y en hacer como si nada pasara.
Y, ¿sabes lo peor? Que para mi, este encuentro fue algo más que un simple cruce de tres o cuatro frases después de cierto tiempo pasado. Y ahora, me doy cuenta de que aún sigo recordando cada momento que pasaba a tu lado, contigo.

lunes, 2 de agosto de 2010

H.

Te echo de menos. Sí, tengo que dejar de afirmar que formas parte del pasado, que he logrado olvidar a qué sabían tus besos, que todo lo que fuimos sigue siendo algo presente en mí. Y lo peor, te estás convirtiendo en la persona que me dijiste que nunca serías, te mueves por el "que dirán" y ese punto que te hacía realmente único parece que se hace cada vez mas minúsculo al lado de toda esa mierda. Pero te quiero, me encanta saber lo que haces, con quién, me gusta tener la duda de que aún te acuerdes de mi, de que fuera una persona tan especial para ti como lo eres tu para mi. Y lo siento, porque esto algún día debería decírtelo, sólo como boletín informativo. Tal vez, para intentar comprobar que tu también puedes sentir algo parecido.

jueves, 29 de julio de 2010

Más y más

Aquellos tres días se convirtieron en un simple desahogo para ella. Día tras día miraba el reloj cuando rondaban las tres y media de la tarde, justo en ese rato estaba viendo el capítulo diario de esa serie que tanto la gustaba. Y encendía su ordenador, dispuesta a verle online, a que él le saludara, tuvieran esa conversación que dejaba con un gran sabor de boca a cualquiera. En cambio, ese martes fue diferente; cuando las manecillas de su reloj estaban colocadas sobre el número cuatro la pequeña y prácticamente el doce la más larga, hizo el mismo mecanismo que todas las tardes, él estaba ahí esperándola pero esta vez con una mentira. Otra mentira añadida a las palabras "siempre te seré sincero". Ella pensó que era una sencilla broma, era normal porque siempre andaban vacilándose pero en realidad, todo formaba parte de un juego, un juego que ella propuso y se le acabó yendo de las manos. Así, es mejor dejar de jugar y declararse perdedor.