Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

lunes, 28 de noviembre de 2011

Una y no más.


Hará aproximadamente unos 427 días que se me ocurrió escribirte por última vez. En ese momento, lo único que era capaz de ver por todos los lados era miedo, miedo a seguir sin tus besos, sin tus palabras decoradas, sin tu "te quiero" de cada noche, sin tus "buenos días princesa". Miedo a no saber seguir, a no encontrar el camino que me podía hacer feliz. Miedo a dejar de soñar y estancarme. En cambio, a pesar de que el miedo me cubría por completo, llegando a ahogarme como creía, te advertí que me había cansado de esperarte, que era el momento de abandonar la lucha de conseguirte a costa de mi felicidad. Ese instante había llegado. El fin de todos los capítulos que escribimos de nuestra historia acababan con un buen punto y aparte. 
Y hoy, después de un largo tiempo, te das cuenta de que me has perdido, que tus "te quiero" eran sinceros, pero es tarde, demasiado tarde. Ya cumplo mis sueños, los de largo plazo, los del día a día, no tengo miedo, todo lo contrario tengo ganas de seguir. Y seguir implica no releer capítulos antiguos y apartarte. También incluye despertar por la mañana con los rayos de sol acomodados en mi cara, levantarme y encontrarme a mí. Sin más. Y tú, a tu vida. Eso si, no me digas que no te lo advertí.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Bicho malo nunca muere.

La cumbre es algo que ha sido creado para mí. Soy transparente pero las miradas de todos van tras mí. Odiada por pura envidia. El orgullo y el egoísmo son mis compañeros de todos los días. No me avergüenzo de lo que hago ni pienso. No amé a ninguno ni las lágrimas tienen que ver conmigo. Odio los imprevistos pero estoy preparada para lo que venga.Me distingo entre la muchedumbre aún teniendo el peor de mis días. Las palabras "inseguridad" y "desconfianza" no están en mi vocabulario. Soy todo aquello que muchos desean. Sentir  empatía lo veo superfluo. Sofisticada y con amor propio son palabras que me definen.Nadie ni nada me hace cambiar, luzco tacones nuevos y el resto me reconoce. No necesito ser humilde porque sería engañarme y engañarles. Si es tiempo de pisotear, soy de las que pisotean y nunca pisoteada. Especial, diferente y guapa. Modelo a seguir aunque sea duro de reconocer. Toco el cielo y no me caigo. Derrocho en fiestas sin hora prevista. Sé lo que soy, y no necesito que me recuerden mis virtudes. El fin sí que justifica los medios. No me importa el qué diran. Mis fuerzas no flaquean y en mi vida no existe la rutina.Me consideraréis odiosa, pero adoro como soy.

 

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Todas las canciones hablan de mí.

"He estado intentando convencerme de que abandonar a una persona no es lo peor que se le puede hacer. Puede resultar doloroso pero no tiene porqué ser una tragedia. Si uno nunca dejase nada o a nadie, no tendría espacio para lo nuevo. Evolucionar constituye una infidelidad, a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo. Cada día debería tener al menos una infidelidad esencial, una traicion necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fe en el futuro. Una afirmación de que las cosas pueden ser no solo diferentes, sino mejores."

martes, 22 de noviembre de 2011

Terminaron las ruinas.

Absurda es la idea de complacer al mundo. Somos totalmente precedibles por aquellos que nos conocen, nos equivocamos y no tenemos la pequeña capacidad de la empatía. Claro, a nuestros ojos, todo se ve bien.

Llevo aproximadamente tres días sin tiempo ni para respirar con un único propósito. Lo malo de la realidad, es que todos esperamos algo de otros, lo malo de poner los pies en la tierra es que en algún momento nos decepcionamos o fallamos a otros y lo malo de vivir entre corrientes de mares que nos llevan de un lado a otro es que acabaremos estrellados en un gran Iceberg. Y qué difícil es seguir cuando adoras la perfección.
Ahora, en cambio parto de suerte y de que el uso de la partícula "no" en ciertas ocasiones es lo más correcto.
Porque siempre podrás sacarme errores, uno tras otro, hay miles detrás de cada una de mis palabras. Y yo, no puedo evitarlos, no puedo hacer magia de la nada. No soy una máquina y no soy capaz de hacerles feliz a todos. No soy ni mejor ni peor, pero no siempre puedo ser lo que esperen de mí, ni lo que a tí te gustaría, ni dejar de preguntar, soy impertinente y cotilla, no voy a esforzarme en cambiar.

Y si nadie me quiere, plantaré trigo en el campo y viviré del aire.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Encantado de haberse conocido.

Rematadamente guapo, bastante idiota, mujeriego y un fiestero empedernido. Algo creído, ejemplarmente superficial, misterioso o sucedáneo de lo mismo, atento y condenadamente atractivo. Vive de fingir que rescata a las que caen y se pierden en sus ojos. Su forma de vida es la seducción a través de palabras disfrazadas dispuestas en un orden ligeramente apetecible para oidos de alguna cualquiera.
Así es, o ha parecido ser hasta el momento. Sin embargo, esinteresante a su modo, consciente de ello y sacandolo partido. Apenas va buscando presas del sexo opuesto ni con aires de seductor. Te deleita con lo que quieres escuchar y espera a que todas comamos de su mano. Te halaga, amplía horizontes con sus objetivos y pasa a hacerte gracia a pesar de que le tengas ampliamente calado.
Resulta hasta entretenido verlo actuar, y cuanto más cerca mejor. ¿Cuántas van? Aproximadamente una docena de insinuaciones baratas aplicables a un gran número de mujeres por noche. Guiña el ojo, agacha la cabeza, hace posar en su bonita cara una sonrisa esperando a que tú se la devuelvas. Misma maniobra repetida varias veces a lo largo de la noche, en cambio, mientras le ves cambiar de sitio en la barra sigue intentando fijar la mirada en ti. En fin, por ahora es un capullo con suerte, !ah! y rematadamente guapo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

No queda nadie, no estás tú.

Se encontraba en un laberinto, uno sin aparente salida. Se encontraba enterrado en la arena y la marea comenzaba a subir. Se encontraba mirando por la cerradura de una puerta, intentando abrirle a una sensación que había quedado presa desde hace mucho, porque empezaban a doler heridas que no sangran. Y un vacío comenzaba a hacerse grande, como una escalera que no tiene fin y él no tenía fuerzas para subir. Comenzó a gritar pero ya nadie escuchaba, intentaba hablar pero el río de ruido sumergía las palabras, porque no se puede intentar atrapar en una taza de té las goteras que producen toda una habitación. Y todo comienza a desbordar, comienza a ahogarse, pero se aferra, y no se suelta las sábanas que un día lo hicieron soñar. Y sus manos se vuelven débiles. Necesitaba dormir. Solo necesitaba a alguien que le tendiera una mano, un abrazo y le escuchaba. Lo pedía a gritos, gritos sordos. Solo necesitaba un lugar dónde descansar, un lugar dónde no pudiera recordar, ni que le recordasen quién fue. Pero ese lugar no estaba hecho para mi. Yo no estaba allí, ni estaba con él.