Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

domingo, 29 de enero de 2012

Everything you want.

A cada rato reprimía ese impulso de saltar sobre la hoja de papel y soltar todas las cosas que llevaba dentro de la mejor manera que sabía. Pero no quería recordar, y sabía que lo acabaría haciendo y, como no, que todos y cada uno de sus recuerdos llegarían hasta la misma persona.
Lo ocultó casi como si no hubiera existido, a pesar de que sabía de sobra que todo lo vivido había sido completamente real. Se encerró en sí misma e intentó olvidar al mundo pero, sobre todo, olvidar todos y cada uno de los momentos a su lado, por muy perfectos que fueran.
Casi parecía que lo lograba, estaba olvidando. Eso pensaba cada día pero, al caer la noche descubría una almohada mojada, llena de sus propias lágrimas que había derramado por su ausencia. Esa ausencia que aún la quemaba por dentro y le hacía daño.
No fue fácil pero al final lo consiguió. Acabó por convertirle en un eco de su pasado que aparecía de vez en cuando en su presente sólo porque ella lo permitía. Un juego. Porque si ella no quería llorar no lo iba a hacer, y si no quería pensar en él tampoco lo haría.
La llamaban ingenua pero no les creía. Prefería engañarse pensando que lo había olvidado o, más bien, que lo había moldeado a su desastroso presente y encajado de cualquier forma antes que admitir que, a pesar del tiempo, seguía pensando en él de la misma manera que entonces.

domingo, 8 de enero de 2012

De aquí a mañana sólo son unas horas.

"Dentro de unos meses estaremos en caminos diferentes: ella en Letras y yo en Medicina. Ella quiere ser escritora, poner el mundo en una hoja de papel, negro sobre blanco. Yo no, yo no soy tan valiente. Ya no nos veremos todas las mañanas, tampoco tendremos tanto tiempo para ir a comprar ropa y zapatos a Cola di Rienzo, para ir al Adriano.
Y ella conocerá otra gente, otros mundo. Quizá yo también conozca otros mundos; pero ahora no, ahora me resulta imposible imaginarlo.
¿Cuánto duraremos? ¿Un mes? ¿Un año? ¿Toda la vida?
Pero vale la pena. Ella y yo, aunque sea una hora.
¿Cuánto duraremos? No lo sé, el mundo es raro; se ensancha, se estrecha y luego se vuelve a ensanchar, y tú nunca puedes estar seguro de que conseguirás estar bien dentro de él.
Pero cuando consigues estar agusto, tienes que robar toda la vida que puedas. Y reservar un poco aparte. Porque quizás, un día, cuando necesites recuerdos, te irá bien ese soplo de vida y te gustará encontrar un poco de arena en el pelo. Y te pondrás allí, a acariciar tu corazón y a dejarlo hablar."


Las estrellas se pueden contar.

sábado, 7 de enero de 2012

Buenos días, con el café de las diez.



Contempla el techo, la persiana está bajada impidiendo que el sol de la mañana entre, pero algunos pequeños rayos traviesos se cuelan iluminando sus ropas esparcidas por el suelo.
Sonidos de coches, arrancando, y pájaros llegan desde el exterior.

Se enciende un cigarro le da una calada y vuelve a mirar al techo.A ella no la gusta que fume en su habitación, porque luego el olor se pega en todas partes. Pero ella duerme, asique no lo sabrá, y cuando se despierte él ya se habrá marchado. Da otra calada a su cigarrillo, y la mira.
Su cuerpo inmóvil y desnudo a su lado, su espalda destapada, una espalda suave, el pelo moreno extendiéndose sobre la almohada despeinado. Es muy guapa, piensa él, incluso podría llegar a enamorarme de ella. Da otra calada a su cigarrillo, sonríe y niega con la cabeza. No, yo nunca me enamorará de nadie, piensa y sonríe orgulloso.

Ha habido muchas mujeres en su vida, y él sabe que pude tener las que él quiera, en su cama, en sus brazos, mujeres muy bellas y bonitas, mujeres delgadas, y gordas de todos los tipos, pero nunca conseguirá
conseguirá amarlas, él sabe que nunca amara a nadie, que nadie aparte de su mejor amigo le importara, nunca, nadie.

Ellas.

Las fotografías no son simples trozos de papel con una imagen, no, son las únicas capaces de parar el tiempo, de congelarlo para que tengamos ese momento toda nuestra vida, para que nunca lo olvidemos, para que ese instante dure para siempre. CLICK

miércoles, 4 de enero de 2012

Alguien que deja huella.

Cuando decides no seguir, en los momentos que todo lo ves cuesta arriba aparece la chica que, al final de cada día, acaba sentada conmigo en una parada de autobús. La misma que es maniática, tiene un orden peculiar y con una chica con la que estaría encantada de pasar el resto de mi vida. Y ya sea en esa misma parada, en cierto rincón de Madrid donde con un té echamos la tarde o en la misma calle, te mira a la cara, y te dice: "Venga, que hay que continuar", te tiende la mano y poner la mejor de sus sonrisas.

No pretendo recordarte nada, ni siquiera leerte la lista de motivos por las que eres más que una parte de mi vida. Porque después de catorce años, 5110 días y millones de minutos contigo, me quedo con lo mejor, tu compañía.