Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

sábado, 7 de enero de 2012

Buenos días, con el café de las diez.



Contempla el techo, la persiana está bajada impidiendo que el sol de la mañana entre, pero algunos pequeños rayos traviesos se cuelan iluminando sus ropas esparcidas por el suelo.
Sonidos de coches, arrancando, y pájaros llegan desde el exterior.

Se enciende un cigarro le da una calada y vuelve a mirar al techo.A ella no la gusta que fume en su habitación, porque luego el olor se pega en todas partes. Pero ella duerme, asique no lo sabrá, y cuando se despierte él ya se habrá marchado. Da otra calada a su cigarrillo, y la mira.
Su cuerpo inmóvil y desnudo a su lado, su espalda destapada, una espalda suave, el pelo moreno extendiéndose sobre la almohada despeinado. Es muy guapa, piensa él, incluso podría llegar a enamorarme de ella. Da otra calada a su cigarrillo, sonríe y niega con la cabeza. No, yo nunca me enamorará de nadie, piensa y sonríe orgulloso.

Ha habido muchas mujeres en su vida, y él sabe que pude tener las que él quiera, en su cama, en sus brazos, mujeres muy bellas y bonitas, mujeres delgadas, y gordas de todos los tipos, pero nunca conseguirá
conseguirá amarlas, él sabe que nunca amara a nadie, que nadie aparte de su mejor amigo le importara, nunca, nadie.

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