Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

lunes, 30 de mayo de 2011

Digas lo que digas, quédate.

Decirte adiós implica abandonar una parte de mi vida, dejar atrás tus llamadas de teléfono, de comenzar los días con tus buenos días, de no competir por estúpideces. No sé lo que me ata a ti, ni siquiera si lo que existe entre nosotros no es puramente ficticio, si tanto juego ha construido algo, aunque sea un pequeño e insignificante cariño del uno hacia el otro.
Me quedaré con las ganas de saber si en tu vida he sido una pasajera más, porque tú has pasado por la mía porque encuentro pequeñas dosis de felicidad a tu lado. Y que, a pesar de lo estúpido que llegas a ser, de esa parte de ti que realmente me disgusta, queda la sensación de que te echaré de menos, de que no volver a verte será triste, que sigas tu camino y que no esté en él me molesta.
El peor error, es que has llegado a ser más de lo que un día me propuse. Ha sobrepasado mis barreras, y yo sin darme cuenta, o sin querer hacerlo.



Y no sé qué te diré cuando te vayas. No sé si seré capaz de pronunciar un adiós, si mis palabras se quedarán frías, si tendré unas ganas locas de perderte de vista o no podré dejarte ir.
No lo sé, y no lo quiero saber.

domingo, 15 de mayo de 2011

Quiero escribirte joven Ana.

Querida Ana,

El futuro que un día te planteaste, pensaste y de algún modo, intentas conseguir día trás día no tiene ni una pequeña semejanza a como es mi rutina. No soy de capaz de recordar si todo lo que vivo tiene algo que ver con lo que algún día soñé, o con lo que sueñas tú. Si el camino que escoges tú, es lo que está marcando mis pasos, si lo que hice deja la huella en alguien o aunque sea, en mí misma. Sin embargo, a pesar de que no tenga certeza de nada, te digo que no temas equivocarte, forma parte de la vida (sobrevalorada por tantos). Busca la mejor compañía, algo que no sea efímero, busca esas personas que te complementan, que entren en tu vida, que no te quieran decir adiós, porque muchos otros te fallarán, se quedarán a la mitad, no estarán a la altura para seguir a tu lado. No tengas miedo a la soledad, a veces es lo más fiel que queda. Deja la frialdad a un lado, no te encargues de alimentarla, que ya lo hace ella sola. Ahora, es tan fuerte que no se queda aneja a mí. Y persigue a la sabiduría, deja claro tus preferencias y lo más importante, sé feliz. Yo años después lo intento ser. La felicidad completa es tan complicada, pequeña.



El diablo sabe más por viejo que por diablo.

sábado, 14 de mayo de 2011

I'll follow you to everywhere.

Nos paramos a intentar controlar el tiempo cuando ni siquiera somos capaces de controlarnos a nosotros mismos. Y cuando te quieres dar cuenta, miras y ya nada es igual, tú te has quedado en el mismo punto y coma que la última vez que pasaste por aquí. En cambio, se han escrito un par de capítulos más en la historia. Y no puedes pretender doblar el tiempo para retroceder porque nada ni nadie está de acuerdo con esa decisión. Y exhausto, sin descansar es turno de acatar. Lo que se ha ido, no volverá porque si se fue es para no volver. Y tú nunca llegarás a saber por qué. No hay qué poder recuperar, así que mejor centrarse en caminar, correr o volar pero sin perder el hilo.




Tengo miedo a volar sin sus alas.

miércoles, 11 de mayo de 2011

And I just can't keep living this way

Deja de jugar con las tijeras, de romper todo lo que no te gusta. Y deja de hacer estúpideces. Sé que mis últimas palabras te hicieron daño, que me fui dejandote ver que no volvería, que no quería nada que estuviera minimamente relacionado contigo. No quería nada de ti porque me ofrecías demasiado, o nada. Y cometí un error, lo reconozco, un gran error dejandote aquí.
Y si es ese el motivo de tu comportamiento, tu manera de "salir a flote", lo erroneo aquí y ahora eres tú. No intentes comerte el mundo cuando sabes perfectamente que no tienes fuerza para llegar ni a la vuelta de la esquina. Ambos sabemos que estás derrotado, que la energía que rebosaba se ha desvanecido, pero yo he vuelto. Estoy aquí. He vuelto y cumpliré mi promesa, no volveré a defraudarte, no te permitiré que destroces aquello que me enamora.
Y ya no jugamos, no tengo ningún miedo a tomar decisiones. Nuestro juego llegó hasta muy lejos, demasiado como para que la única manera de echarse atrás era huir, así lo hice. Pero para la próxima huída, quiero que me sigas. Y si hace falta, iremos al fin del mundo.



Sólo necesito saber que no estoy sola, que te tengo cerca.