Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

miércoles, 23 de febrero de 2011

Un barco que sigue un mismo camino, de momento.

Te conté ayer la historia de que todo lo que había perdido no era cierto, que las personas no sé pierden se van por su propia cuenta. Saben con toda certeza las coordenadas de tu posición, por mucho que parezcas verles desorientados. Y esto, a mí ya no me desata rencor, más bien llega un punto en el que soy capaz de rozar a la indiferencia. Tampoco te estoy intentando hacer creer que ese es el mejor camino. Es cierto que no lo es, pero aún así yo he decidido tomarlo. ¿Estoy equivocada? Eso lo dirá el tiempo. A fin de cuentas es él el que con tu ayuda, marca la diferencia entre un hasta siempre o un hasta luego. Marca la línea entre superar y acostumbrarse. Y el otro día nos reunimos, llegamos a la conclusión de que estoy en el bando de la superación, de que me duele la espalda de cargar con un algo que no me renta. Y ahora, con ayuda de cualquiera, o de nadie, no lo sé, cojo el timón, tres vueltas a la derecha. Y cambio de rumbo. Voy rumbo a ningún sitio, porque ya no busco, encuentro. Y si quieres compartir el barco conmigo solo necesitas hacer esa señal de humo que bien sabes hacer. Y ahí iré yo, a buscarte. No te preocupes que si no quieres perderte no lo harás. Nunca.




Si quieres venir, te conoces el camino a la perfección. Aún no he definido rumbo.

lunes, 21 de febrero de 2011

Desde un lugar de Madrid, aquí y ahora.

Playa. Atracción. Cantar. Chocolate. Rosa. Superficie. Uñas. Frío. Soledad. Escribir. Futuro. Pasado. Amor. Lista. Ángel. Pensamiento. Calma. Móvil. Idea. Tú. Tijeras. Gato. Fiesta. Pablo. Caos. Irredución. Creencia. Muse. Saltar. Osos. Persiana. Caída. Agobio. Desesperación. Lucía. Seducción. Maquillaje. Amarillo. Lágrimas. Frustación. Sueños inalcanzables. Vibrar. Flor. Retroceso. Conciencia. Calle. Malta. Verano. Noche. Besos. Complicidad. Lluvioso. Preguntas. Respuestas. Reflexión. Hechos. Recuerdos. Secretos.Infravalorarse. Reglas. Excepciones. Oculto. Él y ella. Fotografía. Sol. Música. Sonido. Suavidad. Cansancio. Agarrado. suicidio colectivo. Filosofía. Sospechas. Inquietudes. Mentiras. Miedo. Temor. Desconfianza. Tranquila. Deber. No poder. Cobarde. Bailar. Isla. Sentido. Sensación. Piedra. Submarino. Peces. Naranja. Insensibilidad. Constancia. Trabajo. Hablar. Prisas. Tránsito. Risa. Pasión. Mallorca. Idiota. No. Sí. Pistola. Teatro. Papel ficticio. Germana. Control. Autocontrol. Superación diaria. Continuar. Salir. Perder. Encontrarte. A ti. A mí.

martes, 15 de febrero de 2011

Está todo dicho.

Ibamos de la mano por una calle bastante transitada. Ninguno de los dos teníamos las ganas de mantener una conversación con un poco de interés. Últimamente le echaba de menos, ya no se comportaba igual. Hacía tiempo que no desprendía su vitalidad y su sonrisa se dejaba ver solo en ocasiones contadas. Estaba ausente, desaparecido. En cambio, para mí seguía siendo él, alguien especial.
Y no sé cómo, en medio de la multitud pude ver a una chica. Tenía un algo que llamaba la atención, que era fácil de captar.
Andaba rápido, como si llegara tarde a su cita. Con un cigarro en mano y con la otra mano también ocupada por una bolsa. Era una chica joven, guapa y con atractivo. Su cara me parecía conocida. Al acercarse pude percibir sus faciones suaves y poco marcadas, que denotaban un leve sufrimiento. En su mirada no se percibía dolor, más bien todo lo contrario.
Me di cuenta de que él también la miraba. En momentos posteriores además sonreía. Sus miradas chocaron y ambas provocaron una sonrisa en el otro. Se conocían. Estoy segura.
Soltó mi mano y la dio dos besos. Cruzaron unas breves palabras, un "qué tal", un "qué haces por aquí", un " a dónde vas"... Se despidieron a los dos o tres minutos. A mí me dedico un "hasta otra".
Seguimos andando, esta vez había más distancia entre nosotros. Le miré y sentí que ese encuentro le había sentado bien. Ella es alguien en su vida. Existe la complicidad. Un algo que a mí me falta.



Porque a veces, nos empeñamos en tener eso que no está hecho para nosotros.

sábado, 5 de febrero de 2011

Algo esencial.

Malditos cuatros de febrero. Ya son diecisiete. Diecisiete cuatros de febrero de los cuales trece han sido a tu lado. Hoy por hoy, he perdido la cuenta de los secretos inconfesables, de las horas al teléfono, de los motivos de enfados, de las sonrisas que me has sacado.
Porque llega un momento en el que es imposible abarcar con palabras ese “algo”, toda la complicidad conseguida. Soy incapaz de explicar los materiales con los que construimos ese hilo irrompible, capaz de permanecer paralelo al tiempo.
Y ya te has acostumbrado a colocar una sonrisa en mí, a caminar a mi lado y seguir el mismo camino, a pasar por buenos y malos momentos, a reír y a llorar. Y en un día como el de hoy, sólo puedo recordarte una pequeña parte de lo que eres. El trozo de tiempo que compartes conmigo. Recordarte que, si pudiese parar el tiempo aunque tan solo fuera por unos minutos y contarte todo lo que hemos vivido, todo estaría reducido a sencillos y añorados recuerdos. Recuerdos que yo haré grandes, ya que tú has hecho que sean imborrables. Ten algo claro, lo que un día marcaste, hoy queda grabado en el corazón. Si tú lo tienes claro y yo, también.
Gracias por seguir aquí. Necesito seguir teniéndote a mi lado, de la mano. Me haces feliz. Y te quiero muchísimo.



Muchas felicidades. Eres increíble y nunca dejarás de serlo.
Felices diecisiete

jueves, 3 de febrero de 2011

Así es más fácil entender.

Sin darnos cuenta, de manera inconsciente, volvemos a estar en la misma parada de autobús, alrededor de la misma hora de siempre, tal vez un poco más tarde hoy. Pero ahí estamos.
Y claro, como no, los silencios incómodos, alguno que otro desesperante. Se podía decir que jugamos a sacar las palabras con sacacorchos, es una manera de hablar, por llamarlo de algún modo.
Hacia tiempo que no se sinceraba conmigo, que no contaba con una posible charla en el lugar donde habíamos tenido las anteriores.
La situación era clara. Ambas sabíamos de la existencia de unas cartas, las cuales quisieramos o no algún día tendríamos que levantar, y justificarlas.En parte yo lo había hecho. Por primera vez no tenía nada que decir, esperaba una explicación a todo, motivos que me permitieran terminar de atar cuerdad. La espera no fue excesivamente pesada, y los motivos vinieron solos.




Hasta lo más mínimo llega con compañia. Curioso.