Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

domingo, 29 de abril de 2012

Todo el mundo necesita que lo necesiten, es una necesidad lícita.


Eres mi amigo, mi compañero, eres mi "+1", eres mi "cuanto más azúcar más dulce", eres los postres que haces después de comer aunque ya estás harto, como hundirte más en la cama cuando estás acostado, los nervios de salir a escena unidos a las ganas de saltar al escenario. Eres como un reencuentro inesperado, como un regalo que tampoco se espera, como el lucir del Sol cuando el cielo está totalmente encapotado. Y no te necesito, te prefiero, te quiero tener cerca. Soy terca, muy terca, y yo escojo. Me gusta elegir pero más que tomes tu la iniciativa. Aún así, las necesidades y las dependencias me asustan. No me necesitas, no quiero. Quiero ser el mejor de tus "bonus tracks".


"Cuando te espero no apareces y cuando no te espero, apareces de repente"

lunes, 16 de abril de 2012

La verdad sobre las cosas que nunca dije.

Van siete noches y varias madrugadas, y aún no encuentro las palabras perfectas para decírtelo todo. Que si fue mi culpa, que si fue la tuya, que si fuimos los dos, que quizás si deberíamos hacer esto, que si sería más conveniente lo otro, que si lo suelto reviento, que sino lo digo, que si lo mejor es no decir nada, que si por qué tantas vueltas, que si nos caemos de espaldas de tanto mareo.
Siempre hemos sido así, hay cosas que son como son, pero somos unos inconformistas, por eso no evolucionamos. Soy insaciable lo sé, y puede que a veces me canse sin antes haber comenzado. Normalmente lo hago, pero es que en el fondo nunca me he llegado a creer que entre tú y yo no hubiera ningún inconveniente. Se me hace no pensar en las horas y no darle patadas al reloj. No sé ser paciente  ni no sonreírte aunque quiera hacerlo, porque lo que de verdad quiero es decirte lo mucho que me apetece pasar tiempo contigo, y lo que te odio por estar así, porque sabes que juntos, mejor. Y si esto es un pulso, lo gano, me gusta ganar. Y soy capaz de ser yo misma, de ir a por todas. Soy capaz de decir las cosas tal cual son, porque si algo he aprendido es que no sirve de nada las vueltas que des, ni las cosas que por miedo no has dicho a lo largo de los años, porque al final, el tiempo vuelta. Y nos olvidamos, nos olvidamos de las veces que nos tragamos nuestro orgullo e hicimos algo que no queríamos.

domingo, 15 de abril de 2012

Ni adiós, ni hasta pronto ni siquiera hasta mañana.

Podría hablarte de demasiados principios de esta carta. Llevo mucho tiempo pensando en cómo debería de empezar a escribir esto. Te he escrito miles de cartas de despedida, pero sabes tan bien como yo, que simplemente eran hasta luego, que solo era un puñado de palabras bonitas que debías recordar hasta que volvieras a mi lado, quizás por eso esta nunca te llegó, quizás por qué odio las despedidas, quizás por qué no puedo contarle a una carta todo lo que te diría con solo un beso. Me he enterado de que finalmente te fuiste para luchar por tus sueños, para llegar a ser el hombre del que siempre me hablabas, de que harías lo que sientes en cada momento. Siempre supe que esos sueños te alejarían de mí, y nunca serías capaz de renunciar a ellos por mí.
Te conozco demasiado, y sé que seguramente no serás capaz de contestarme. Que pareces muy feliz siendo "otro" y que en ese otro no hay hueco para mí. Quiero decirte que no te odio, o eso creo, que desde el primer momento supe donde me metía, que desde el primer momento sabía que esto no iba a acabar bien, que en nuestro camino no había sitio para "para siempres". También creí que nunca llegarías a ser ni la mitad de importante que en realidad fuiste, pero es que con cinco segundos de tu tiempo, tenía suficiente. Quizás al igual que me equivoqué en eso, lo hice en otras ocasiones, quizás si exista un futuro cercano contigo, quizás no seas feliz en la vida que llevas, y quizás diciendo lo que dices lo que verdaderamente quieres es ocultar la verdad.
Y no sé despedirme de ti, no sé romper las fotos que no tenemos, no sé “cerrar una puerta y abrir otra”. Y no quiero hacerlo, no quiero hacer como si nada, no quiero. Hay tantas cosas que quiero contarte, necesito un amigo, te necesito a ti, tener un día de tu vida, uno. Pero sé que prefieres pensar que no me lo merezco, y que no me lo darás. Así que tengo que conformarme con que durante estos minutos, pienses en mí, pienses en ese nosotros teóricamente esfumado.

miércoles, 11 de abril de 2012

Todo lo que podríamos haber sido tu y yo si no fuéramos tú y yo.

El invierno aquí, en Madrid, empieza a decirnos adiós, aún así, el frío sigue paseando por las grandes avenidas de esta enorme ciudad. Y cada mañana, con el vaso de café, leche y dos azucarillos, la bufanda color mostaza, seguía recordando su voz, el olor de sus camisetas básicas, las negras sobretodo. Habían pasado casi dos años desde la última vez que nos vimos, y después de todo este tiempo a pesar de los cientos de giros que había dado mi vida buscando un rumbo que me asegurara una pizca de felicidad me seguía acordando de él, al menos una vez a la semana, los domingos los que más. Seguía pensando que el lunes volvería a ver los ojos impregnados de sueño. Creía que me había olvidado de algunas cosas, de los pequeños detalles. De sentir, a veces. Pero parece que no, a pesar de que la memoria sea una máquina defectuosa. Hay experiencias inolvidables por lo que fueron y por quienes las compartieron.