Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

lunes, 17 de enero de 2011

Corrígete, yo lo hice en su momento.


Es el lugar donde se deberían tomar las decisiones. Es mi lugar de desconexión del resto. Aquí nadie interrumpe ni molesta. Únicamente estoy yo y la soledad no me abarca. Una buena ducha con el agua medianamente tibia. Porque ahora, tocan los cambios. Pedir perdón y cambiar el modo de pensamiento. Se acabaron las tonterías. Todos nos equivocamos y es cierto. Pero yo he ido un paso más allá. Y es algo que ninguno ha reconocido. No importa. Sé que esta vez no cometeré errores. Hacer eso se queda en el pasado. En el presente, cometeré algo distinto.

domingo, 16 de enero de 2011

Por ahí no es por donde debes ir.

No sigas hablando porque lo único que sabes hacer es decir estupideces. La charla de que cualquiera puede cometer un error ya me la has dado. Después de un perdón, más bien unos cuantos, sigues haciendo lo mismo. Vas y vuelves. Has dejado de estar al lado de unos, que pareces haber descuidado por pasar el tiempo con otros con los que no pareces feliz. ¿A qué juegas? Cierto es que ya ni te juzgo, cada uno es dueño de sí mismo, hace lo que quiera y con quien quiera pero te recomiendo que no te equivoques, sobretodo por todo lo que te cuesta pedir disculpas. No vengas un día con una cara y al siguiente con otra. Eso no vale, o juegas a un juego o a otro. No quiero saber nada de errores.

Sé que reconocerías que lo único que haces es dar vueltas porque no tienes a nadie incondicional, que cometes fallo tras fallo y que esta vez lo estás haciendo mal.


El camino bueno no está por ahí. Ahí está el fácil.

viernes, 14 de enero de 2011

Otra ella.

- ¿Quieres conocerla? La verdad es que es una chica sencilla, sabe poner esa cara de pena con la que conquista a todos. Es un tanto bajita aunque no le gusta que se lo recuerden. Con pelo rizado de un castaño no demasiado oscuro. A pesar de que lo niegue le gusta la tranquila soledad, en su justa medida. Es capaz de montarse una paranolla tan grande como una casa. Soñadora pero realista. Negativa hasta decir basta. Risueña, resultona y algo rara. Cabezota y a veces inaguantable. Es capaz de lograr todo lo que se proponga, sim embargo todos sus obstáculos se los pone su dichosa inseguridad. Siempre va poco a poco pero con prisas, no da pasos de gigante porque teme caerse. Con carácter fuerte pero tímida al principio...

- Siento interrumpirte, pero la chica de la que hablas llega por ahí.

- Es cierto. Es ella.

- Ya lo sabía desde hace un rato. Es inconfundible.


miércoles, 12 de enero de 2011

Sin motivo, pero les necesito.

No sé ni cómo ni por qué me encontraba en un pequeño camino con algunos matorrales y arbustos en los alrededores. Tampoco sabía como era posibleque mi mano izquierda sostuviera una botella de vodka ni por qué a mi mano derecha estaba agarrada mi querida compañera de fiesta. La miro, es rubia y bastante atractiva. Desconozco el motivo por el que no para de reirse. Aún así lo sigue haciendo.
Al final del camino hay unas escaleras, cerca de allí se oye algo de música y risas. El tono de voz de quien narices estuviera hablando era considerablemente alto.
Nosotras seguiamos avanzando, llegamos y en frente nuestra había una pequeña fiesta montada. Se podía leer un "Feliz cumpleaños" en un cartel.

En un momento me limité a mirar con detenimiento a la gente que estaba ahí. Todas y cada una de las caras eran conocidas, más bien bastante familiares. De repente, me dí cuenta de todo. Era el lugar de siempre, cierto, también sonaba la típica canción que solemos sintonizar en los cumpleaños, y como no, las carcajadas eran de los mismos. Allí se encontraban los de siempre, ellos.

Lo extraño fue que entre tantas risas, solo era capaz de sentir una sensación de añozanza. Y ahora, todo se vuelve otra vez nublado y cuando consigo volver a la claridad, no estoy más que sentada frente al ordenador recordando.


Los de siempre. ¿Dónde están? ¿Volverán? Yo al menos, confio que algún día.

martes, 4 de enero de 2011

Errores evitables.

Que no te equivoques, aquí la que pierde eres tú y no yo. Hoy por hoy tengo todo lo que necesito, puedo llegar a ser feliz en tu ausencia. La soledad durante unos cuantos días no me anda pisando los talones, a diferencia de ti, que creo que en cuanto te llegue a coger te tendrá como esclava una cierta temporada. Pero es así, simple, cada uno encuentra lo que busca, el tiempo pone a cada uno en su lugar. Si tienes que estar en la parte más baja lo estarás por mucho que hayas podido acariciar la cumbre. Porque ese lugar sólo lo tiene quien se lo merece, quien da motivos para ser reconocido, quien lucha y está ahí en el día a día.
Si no estás a la altura, alguien se encargará de quitarte aquello que no es tuyo. Y así, poco a poco, perderás terrenos, ya no te hablo de posesiones, te hablo de las cosas de diario, de eso que llena a las personas, de todo lo que es capaz de provocar tu felicidad y a su vez cada sonrisa que salga de tu boca. Todo eso desaparecerá, y el motivo no ha sido cometer algún error, la causa es dejar de lado algo lo suficiente valioso como que cuando te lo quiten (más bien lo pierdas tú solita) sientas una sensación de vacío. Porque siento decirte que si, ellas son lo importante. Importantes y necesarias. Te lo aseguro.

Nos damos cuenta de más de lo que aparentamos.

Cierto es lo de que uno no se acuesta sin saber algo nuevo. Y hoy, ha sido de los días que esa frase queda más remarcada. Sé que es imposible abarcarlo todo, por eso he decidido que toca hacer las cosas bien. Se acabó no decir las cosas, ocultar información y evitar los problemas. Los problemas existen, se ven a unos cuantos kilómetros incluso. Es una montaña, pero no te preocupes que no es tan difícil disolverla, es más, con cabeza, ganas y esfuerzo se puede conseguir. Ahh! También se necesita una pizca de madurez. Porque es hora de que te comportes como una persona de tu edad, y sino, también tienes la opción de aceptar que te no eres tan maduro o madura de lo que creías. No pasa nada, muchas veces ninguno lo somos (en este grupo me incluso yo de cabeza) pero la diferencia está en que el grado de madurez de tu fachada coincida o sea al menos similar con el de tu interior.

Y volviendo a los problemas, hay algo que debemos tener claro. Hay ocasiones en las que sin querer y de manera inevitable, alguien o incluso nosotros mismos nos ponemos un pañuelo que no deja vernos con claridad, que provoca una ceguera un tanto complicada de quitarse. Y por ese motivo cometemos errores, es inevitable, eso no lo discuto pero también hay que saber reconocer cuando te están abriendo los ojos y cuando únicamente las palabras se utilizan para meter cizaña.

Yo lo he dejado claro, lejos del alcance de algunos, pero el que avisa no es traidor. Y como nuevo propósito, hacer las cosas correctamente y en condiciones es una buena opción.