Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

lunes, 28 de noviembre de 2011

Una y no más.


Hará aproximadamente unos 427 días que se me ocurrió escribirte por última vez. En ese momento, lo único que era capaz de ver por todos los lados era miedo, miedo a seguir sin tus besos, sin tus palabras decoradas, sin tu "te quiero" de cada noche, sin tus "buenos días princesa". Miedo a no saber seguir, a no encontrar el camino que me podía hacer feliz. Miedo a dejar de soñar y estancarme. En cambio, a pesar de que el miedo me cubría por completo, llegando a ahogarme como creía, te advertí que me había cansado de esperarte, que era el momento de abandonar la lucha de conseguirte a costa de mi felicidad. Ese instante había llegado. El fin de todos los capítulos que escribimos de nuestra historia acababan con un buen punto y aparte. 
Y hoy, después de un largo tiempo, te das cuenta de que me has perdido, que tus "te quiero" eran sinceros, pero es tarde, demasiado tarde. Ya cumplo mis sueños, los de largo plazo, los del día a día, no tengo miedo, todo lo contrario tengo ganas de seguir. Y seguir implica no releer capítulos antiguos y apartarte. También incluye despertar por la mañana con los rayos de sol acomodados en mi cara, levantarme y encontrarme a mí. Sin más. Y tú, a tu vida. Eso si, no me digas que no te lo advertí.

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