Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

lunes, 29 de noviembre de 2010

Lo dejaste claro. Yo también.

No te equivoques. Tiempo atrás has dejado de conocerme. Y ahora, ¿qué sabes? Acéptalo nada. Nada de nada. Y pretendes intentar algo que no te sale, necesitas como mínimo una gota de madurez, o tal vez una buena caída de esas que duelen y que dejan una cicatriz que, con el paso del tiempo puedas mirartela y decir "Joder, ya sé en qué no me tengo que convertir de nuevo". Así es. No hay más. Esta caída no ha llegado, o ha sido tan leve que no has podido percibir las consecuencias. Lamentablemente la estupidez se ha vuelto a apoderar de ti. Sí, increible pero cierto. Y no, ahora no juegues con la palabra amistad, ni con amigos, ni siquiera con la típica frase de "quiero saber de ti". No, no y no. Haz las cosas bien, gánate las cosas a pulso, y así podré sentirme orgullosa de lo que pensaba que eras, encontraré alguna semejanza que me provoque una sensación agradable porque de momento lo que provocas se quedan a bastante distancia de algo bueno.

Dímelo de verdad, ten en cuenta que todo ha cambiado y sé capaz de decirme que, a pesar de cualquier cosa, recuerdas lo que era, puedes hacer un incapié en mis cambios, tantos los buenos como los malos. Me gustaría saber tu opinión. Bueno, si pudieras tener alguna medianamente coherente. Hay algo que debes saber, ninguno somos quien eramos, el tiempo ha pasado por nosotros y los cambios, en ciertos aspectos, son evidentes. Otros se notan menos, aunque tienen la misma importancia. Ahora si, intenta que el tiempo no te estropee más de lo que lo hace diariamente, de esta manera, llegarás a conocerme. Vamos, si quieres.


Pero por el momento, te toca aceptar toda la mierda que llevas encima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario