Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

lunes, 20 de diciembre de 2010

The show must go on.

Era de espaldas estrechas. Su forma de andar era un tanto peculiar. Ojos azules y cabello oscuro. En tiempos como los de ahora solía llevar su clásico abrigo de esquiar de un tono azul saltón y alguno de sus gorros. Cómo olvidar sus gorros, llamativos tanto por el color que como por la bola de lana que llevaban todos. Solía vestir de vaqueros y deportivas.
Me encontraba con él alrededor de las ocho y media de la mañana. Siempre estaba sentado en un sitio cercano al radiador de clase, con la música a todo volumen con la intención de despertarse aunque su cara decia todo lo contrario. Recuerdo que tenía insomnio, claro, de ahí las caras mañaneras de sueño.
A pesar de eso, todos y cada uno de los días te dedicaba una sonrisa, más grande o más pequeña. El tamaño era inversamente proporcional a las horas que hubiera dormido. Pero no importaba, el caso era la existencia de esa sonrisa.
La verdad es que recuerdo muchos detalles sobre él. Era activo, demasiado. Tenía sus momentos de absoluta tranquilidad, como todo el mundo. Positivo y vitalista, con un "ser feliz" como modo de vida. Competitivo, risueño, gracioso, y como no, un tanto vacilón. Si, era el típico chico que se pasaria veinticuatro horas riéndose, de la primera tontería que se le pasara por la cabeza hasta de sí mismo. Recuerdo que algún complejo tenia, la dichosa altura. Para sernos sinceros, muy alto no era pero él se empeñaba en llegar a ser tan alto como para tocar el cielo, exagerando.
El resto le daba igual, era un alma libre siempre luchando contra cualquier cosa establecida. No era capaz de acatar normas ni obecer. Lo que más me gustaba era su capacidad de llegar, ponerse delante tuya y decir tanto lo que le gustaba como aquello que odiaba.

Y así era él, a grandes rasgos. Ahora, no sé donde está. Sé que cerca, pero espero que vuelva pronto. Echo de menos los relatos de sus hazañas.

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