Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

martes, 14 de diciembre de 2010

Ingenuidad, la justa.

¿Te crees que me creo todo lo que me dices? ¿Todas y cada una de las palabras que han salido de tu boca?

Sé hasta que punto es sinceridad, y donde empiezan las frases para quedar bien, para conquistar, para sacar esa parte de ti odiada por tantos. Si, es tu manera de seducción, de jugueteo, de sacar sonrisas. Pero, ¿qué tipo de sonrisas? ¿Falsas, de mentira? ¿Sonrisas engañadas? Si, lo último es lo más adecuado.
Siento decirte que no todo se basa en quedar bien, no puedes pretender gustarle a todo el mundo, que no se oiga otra cosa que maravillas sobre ti. Es imposible. Para ti y para otro cualquiera. Al final solo creas una sensación de desconfianza, de que tus palabras no terminan de cuajar. Puede que sea por tus actos, que no reflejan lo mismo.

Así, empiezan las habladurías. Personalmente, tienen poco interés, hay cosas más importantes. Pero a lo tonto, todo aquello que llega a los oidos del resto, día tras día, acaba dejando huella. Pequeña o grande, acertada o equivocada. Es ahí donde debes hacer incapié.

1 comentario:

  1. Querida ingenua!

    Las cosas no son lo que son, sino lo que nos dicen que son, o lo que nos creemos que son. En tú caso, tú problema, a primera vista, parece claro.

    Crees estar en posesión de la verdad más absoluta, pero si mis palabras son coherentes y consistentes ¿No son entonces verdad? Más te digo, las cosas no son blancas o negras, pero tú FE Aun sinsentido lo ves sentido.

    No es menos cierto que algo es cierto, pero cierto es, que no se trata de quedar bien con todo el mundo, y mucho menos, desvariar de habladurias.

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