Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

domingo, 30 de octubre de 2011

Nadie dijo que dejarlo fuera la solución.

Abrió el armario. Sí, la blusa de la izquierda. Una blusa ancha y nueva, tal vez era demasiado pero tenía un color favorecedor, que quedaría mejor con un tono más moreno de piel.

Medias tupidas y falda o vaqueros, medias y falda, vaqueros, sale a la terraza para comprobar la temperatura. Unos buenos tejanos de un color claro.

Frente al espejo, un toque de brocha, eyeliner con un poco de rímel, y pintalabios, un buen color de labios rojizo necesario para alegrar esa cara. Chapa y pintura, lo suele llamar. Si alguien la llamase en estos momentos diría que al menos necesita unos veinte minutos para salir, que para lograr la perfección se necesita tiempo, o alguna de esas frases típicas de ella. Y como no, cuelga riendose, sabe que siempre se hace esperar, no es capaz de ser mínimamente puntual o llegar menos de un cuarto de hora después. Necesita dar el último retoque.

Reloj en mano derecha a pesar de que es diestra, sin él se siente como desnuda. La blusa es lisa, busca algún collar aunque acaba cambiando de la habitación yendo al cajón de su "madre adolescente". Todo lo que hay le gusta más que lo poco que hay en su cajón. Pulsera de conchas y collar de bolas negras, si, este, ideal.



Lista, un poco de volumen a esa melena rizada, se coloca el flequillo. Justo, llaman al timbre. Grita desde su habitación un "ya voy" y se enfunda en unos tacones rojos, incómodos pero la ocasión los requiere, un bolso pequeño, monedero, llaves y paraguas en el interior. Cazadora de piel, y ¿se deja algo? Si, el móvil.

Llevaba demasiado tiempo fuera de la vida nocturna, no salía desde que su vida dio un giro de 180º y sus metas eran completamente diferentes. Hoy por hoy, sabía que ninguno de los pensamientos anteriores eran útiles, lo mejor era una buena combinación con ayuda de una buena compañia. Y así, cenaran en un restaurante caro, y entraran a la primera discoteca, alcohol y baile, lo suficiente para no pensar durante una noche. Venga, no te equivocas, esta vez lo haces bien. Las mejores noches son las que no te esperas, se dice.


- Hombre desaparecida, ¡cuánto tiempo amiga mía!
- Callate idiota, que sé que me echabas de menos, espera que cierro la puerta y nos vamos.

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