Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

domingo, 23 de octubre de 2011

¿Aceptas?

Hagamos un trato. Conmigo no caerás en la monotonía, no te dejaré que te acostumbres a mí. Saldremos una noche a la semana a cenar fuera, si hace falta pagaré el restaurante más caro de la ciudad, haremos los viajes que siempre hemos soñado. Visitaremos París, pasearemos por la Quinta Avenida de Nueva York, viajaremos a Canadá a ver las auroras boreales y a dormir en iglú. Y a las islas Galapago a nadar con las tortugas.


Para desayunar, habrá tostadas y croissants con café recién hecho y leche medianamente caliente. Cocinaré el bizcocho que tanto te gusta. A cambio, tú verás una de esas comedías románticas que consideras odiosas. Veremos el fútbol de vez en cuando. ¿Peleas?, las justas. Alguna de vez en cuando, no por nada, sino porque me encanta reconciliarme contigo. Te prometo un beso el primer beso del día, y el último. Te taparé cuando te quedes dormido en el sofá. Te esperaré despierta cuando llegues tarde, y cuando lo haga yo tú, me harás un hueco entre tus brazos. Pasearemos en otoño pisando las montañas de hojas caídas, haremos peleas de nieve, y en verano, nos bañaremos en el mar al caer el sol.
Y no, no te cansarás, si esa es tu duda.


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