Perderse en la lluvia

Perderse en la lluvia

miércoles, 1 de febrero de 2012

No quiero ni que te vayas, ni que vuelvas.


Siempre es la misma reacción:
Mientras unos vienen, otros se van.


El andén está vacío, se oyen las pisadas de la gente buscando las puertas de embarque. Cada uno con su maleta de recuerdos, con ganas de dejarselos en algún lado. Rebuscando en sus bolsos los tickets, y el sonido de las teclas del móvil al escribir un mensaje de despedida. Conversaciones que se oyen efusivamente (con familiares, amigos, amigos especiales,etc...) en la lejanía.
La gente huye, corre hacia ningún lugar y buscan horarios. No encuentran el momento en el que las puertas se abran para dar la señal de salida. Ansiosos, con ilusión y tristeza de por medio.  Preparan sus pies, a punto del disparo alertador. No consiguen situarse, están aturdidos de dar tantas vueltas y no conseguir ningún momento en el que parar y tomar aire. Una vez quietos todo comienza, ahora no están esperando nada de nadie. No quieren nada, ni lo buscan. Ya están preparados, ahora es cuando sus pies no sólo corren sino que además vuelan.

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